Las cámaras autónomas comienzan a seguir la ruta de los teléfonos inteligentes al agregar funciones para compartir fotos. Sin embargo, todavía hay incógnitas.
Estos son tiempos paradójicos para la industria de las fotos digitales. En ningún momento de la historia ha habido tantos usuarios con dispositivos equipados con cámaras y ahora se están tomando más fotos que nunca. Es una edad de oro para la fotografía, o para los fotógrafos.
Por otra parte, también es un momento muy difícil para las compañías de cámaras tradicionales y para los servicios de impresión. Relativamente pocas son las personas que usan las cámaras autónomas para captar todas esas imágenes, y aun menos son las que imprimen las fotos.
Los teléfonos inteligentes, no las cámaras, están en la vanguardia de la revolución de las fotos digitales que hoy tiene lugar, gracias a una combinación de conveniencia, conectividad, aplicaciones para compartir fotos y posibilidades fotográficas cada vez mejores. Por tanto, la industria de las cámaras no tiene más remedio que prestar atención.
Durante varios años, los fabricantes de cámaras han estado ofreciendo modelos con funciones de Wi-Fi incorporadas para compartir fotos inalámbricamente. Este año fue especialmente importante para las cámaras provistas de esas funciones, ya que Samsung, Sony y Canon anunciaron cámaras y videocámaras con capacidad para Wi-Fi incorporada.
Pero a pesar de la ola reciente de cámaras conectadas por Wi-Fi y de la popularidad de tomar y compartir imágenes con teléfono inteligentes, las cámaras conectadas no se están vendiendo mucho que digamos. Mike Kahn, gerente general de los sistemas de cámaras Alpha de Sony, dijo en una conferencia reciente de la industria fotográfica celebrada en Nueva York que los fotógrafos pudieran no considerar que compartir fotos inalámbricamente es una necesidad para las cámaras autónomas.
“[Para una cámara autónoma], las funciones de conectividad siguen siendo algo que es ‘bueno tener'”, dijo Kahn. “Tiene que ser un servicio confiable. [Los consumidores están] acostumbrados a verlo en un dispositivo móvil, pero no necesariamente en una cámara”.
Wi-Fi no es suficiente
Será necesario añadir la conectividad celular, no la conectividad de Wi-Fi, para que las cámaras igualen la capacidad que tiene los teléfonos inteligentes de tomar fotos y compartirlas desde cualquier lugar. Y como cualquiera que tenga un teléfono inteligente sabe, la conveniencia de tomar fotos y compartirlas desde cualquier lugar está ligada estrechamente a la complejidad de los planes de datos y a los contratos de dos años.
Pudiéramos estar viendo ya l
os primeros indicios de cómo lucirá el modelo de negocio, con un plan de datos Share Everything de Verizon. El plan de precios de ese proveedor del servicio telefónico se centra en un grupo de datos mensuales que se pueden compartir en diferentes dispositivos –teléfonos, tabletas y computadoras, por ahora–, con costos adicionales para dispositivos que usan el mismo grupo de datos. Las cámaras pudieran ser pronto uno de los dispositivos aptos para esa función.
Pero mientras mejor sea la cámara que usted utilice, más grande será el tamaño de archivo que tendrá cuando quiera captar y compartir fotos. Si usted usa una réflex digital con un sensor de alta resolución y toma las fotos en el formato RAW, esas imágenes de alta calidad serán notablemente más hermosas que las que usted obtiene con un teléfono inteligente, lo cual hace que la posibilidad de compartirlas instantáneamente sea muy atractiva. Pero si usted las comparte, consumirá rápidamente su plan de datos mensual.
Aunque la calidad de la imagen todavía es una ventaja competitiva para las cámaras autónomas, la salida de baja resolución tiene la ventaja cuando se trata de compartir las fotos. Giovanni Tomaselli, director administrativo de Ion Worldwide, una compañía que produce videocámaras robustas con capacidad para transferencia continua de vídeo por Wi-Fi, dijo que reducir la resolución del vídeo es esencial para las funciones de compartir vídeo en vivo que ofrece su compañía. “Creo que hay que dar opciones al consumidor [entre el vídeo de resolución reducida y el de alta resolución]”, aseguró Tomaselli.
Complicaciones con la interfaz
Poder compartir imágenes y vídeo instantáneamente no es el único obstáculo que tienen delante las cámaras autónomas. En general, la experiencia del usuario deja mucho que desear en las cámaras conectadas de hoy. Los teléfonos inteligentes están diseñados específicamente para la conectividad y la comunicación, mientras que la mayoría de las cámaras está diseñada para tomar fotos. Como tal, los dispositivos móviles tienen pantallas mucho más grandes e interfaces del usuario mucho mejores para establecer conexiones con la red, subir fotos o aplicaciones a los sitios y escribir texto. Muchas cámaras con Wi-Fi han ofrecido interfaces con pantallas táctiles parecidas a las de los teléfonos para sus funciones conectadas, pero con frecuencia dan la impresión de algo que ha sido simplemente injertado.
Ciertas cámaras –y también el Modo directo que se encuentra en las tarjetas de almacenamiento inalámbrico Eye-Fi– se ocupan del problema de la interfaz ofreciendo conectividad “compañero a compañero” entre las cámaras y dispositivos móviles, dejando que cada dispositivo haga lo que hace mejor: la superioridad de la óptica, el sensor y los controles de la cámara se encargan de captar la foto, mientras que la interfaz del usuario, las aplicaciones y la conectividad del teléfono móvil se encargan de compartirla.
Esto todavía significa que es necesario cargar con dos dispositivos: una cámara autónoma con funciones inalámbricas y un teléfono inteligente. Pero el presidente de Eye-Fi, Yuval Koren, expresó su confianza en el futuro de la tecnología de cámaras conectadas.
“No se trata de reemplazar el teléfono inteligente ni de un juego donde un dispositivo [que usted tenga que llevar] gane a expensas del otro”, dijo Koren. “¿No será que tendremos un mercado más grande para estas cámaras más inteligentes y más conectadas en un par de años? Creemos que sí”.
De todos modos, un analista ha dicho que los usuarios de teléfonos inteligentes de la generación actual –en gran parte los usuarios de 18 a 34 años– en algún momento harán que su interés en la fotografía incluya cámaras más capaces, ya sean modelos conectados o no.
-Tim Moynihan