A medida que la Web móvil crece en popularidad, las compañías de teléfono y el gobierno se pelean por el control de los “conductos” inalámbricos.
Para más detalles sobre los comentarios de Ralph de la Vega, presidente y CEO de AT&T, sobre la administración del uso de la información de clientes—y para un análisis de lo que podría significar para los propietarios de iPhone—lea find.pcworld.com/63957.
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Se está fraguando una batalla entre las compañías de teléfonos inalámbricos y el gobierno federal; y en el fuego cruzado se encuentran todos los teléfonos inteligentes, netbook y aplicaciones móviles hambrientas de anchura de banda que los usuarios utilizan cada vez más. Ambos campos alegan que están actuando por el bien de los consumidores: un bando dice que trata de evitar una crisis móvil mediante la imposición de reglas sobre los tipos de dispositivos y servicios que pueden tener acceso a sus redes, mientras que el otro plantea que la prioridad es darle a los usuarios acceso irrestricto a la Web inalámbrica.
Dependiendo del bando que gane, si usted, por ejemplo, es un cliente de AT&T Mobility, a lo mejor algún día le prohíban el acceso a ciertos sitios de la Web o usar servicios rivales de voz y televisión en su iPhone o en una netbook equipada con 3G. O bien, en el caso alterno, la Comisión Federal de Comunicaciones pudiera forzar a Verizon Wireless que permita a sus clientes sobrecargar su red celular con las descargas de archivos gigantes por medio de BitTorrent.
La lucha, en resumen, es por el control de los conductos inalámbricos del mañana, o si los servicios inalámbricos que emergen, florecerán o se marchitarán como resultado. En otras palabras, el conflicto tiene que ver con la neutralidad de la red—la idea de que los proveedores de servicio deben tratar por igual a todos los usos de la Internet—tal como se aplica a la industria inalámbrica. Y del mismo modo que la neutralidad de la red ha causado una gran conmoción entre proveedores de cable como Comcast, en la industria inalámbrica la discusión se está caldeando.
El servicio inalámbrico viene con advertencias
El problema, dicen los proveedores inalámbricos como AT&T, es que la anchura de banda inalámbrica es un recurso finito. Como resultado, AT&T y las otras compañía de teléfono excluyen de sus redes los servicios que consumen mucha anchura de banda. Un ejemplo es la versión móvil de SlingPlayer, el software de transmisión para el dispositivo Slingbox: AT&T dice que si todo el mundo empezara a transmitir datos de SlingPlayer en la red 3G de AT&T, la red se frenaría. Actualmente, los usuarios sólo pueden ejecutar SlingPlayer en Wi-Fi; pero 3G está prohibido.
AT&T dice que quiere mantener el control sobre los mayores tragones de anchura de banda. En la exhibición CTIA de la industria inalámbrica, celebrada a principios de octubre, el presidente y CEO de AT&T Mobility, Ralph de la Vega, comentó que AT&T tiene que administrar a los usuarios que más usan su red, aludiendo a los suscriptores del Apple iPhone.
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De la Vega mantiene que las investigaciones de AT&T muestran que el 3 por ciento de los clientes de teléfono inteligente de AT&T (probablemente propietarios del iPhone) usa el 40 por ciento de todos los datos de teléfono inteligente en su red. El ejecutivo estima que ese 3 por ciento consume 13 veces la cuota “del cliente promedio de teléfono inteligente”, a pesar de que representa menos del 1 por ciento de la base total de clientes de AT&T. ¿Es este uso desproporcionado una señal de problemas futuros para otras compañías de teléfono?
AT&T, Sprint y Verizon lidian con los glotones de anchura de banda limitando a unos 5GB la cantidad total de datos que un cliente de portátil puede usar mensualmente para los servicios de datos de 3G. (AT&T no restringe el uso de datos para los clientes del iPhone). Si usted se pasa del límite de 5GB, las compañías de teléfono frenan la velocidad de acceso a la red o cobran recargos. Lo que no está muy claro es cómo administran el uso específico de sus redes móviles antes de que los clientes alcancen ese límite de anchura de banda.
El asunto es aún más turbio cuando se trata de servicios que pudieran competir con las compañías telefónicas. “La principal preocupación de cualquier compañía telefónica es ver sus ganancias mermadas por otras que tienen estructuras de costo diferentes”, dice Joshua King, un veterano de la industria que ha trabajado para AT&T Wireless y Clearwire. Esa nueva compañía pudiera ser un servicio como Google Voice o Skype, que se monta sobre la red de AT&T. Y el precio de Google Voice o Skype es, en muchos casos, gratuito.
Recientemente, con el rechazo de Apple de Google Voice en el iPhone, AT&T se ha visto envuelto en el medio de esta disputa. Aunque Apple ha aceptado toda la responsabilidad por rechazar la aplicación, no es difícil percatarse de que los mensajes de texto gratuitos de Google Voice y las llamadas internacionales baratas pudieran irritar a AT&T. La compañía ha mostrado un cambio de opinión sobre Skype y otros servicios de VoIP, permitiéndoles ejecutar en la red 3G del iPhone a cambio de minutos de charla de AT&T—pero aún así, no es posible usar Skype en 3G como una alternativa a los minutos de teléfono móvil tradicionales. Todo esto pudiera cambiar en una red inalámbrica abierta, dice King, quien vislumbra una proliferación de servicios de VoIP en una Internet inalámbrica regulada.
¿Se preocupa realmente AT&T por la anchura de banda, o simplemente está tratando de bloquear a los servicios rivales? Ya veremos.