Las transformaciones del comercio físico o no están marcados por la evolución de los pagos digitales y sus avances.
La transformación que han provocado las tecnologías en las distintas industrias ha transformado la forma en la que se realizan los cobros y pagos de servicios. Desde los dispositivos electrónicos como el POS a fines de los años 80’s hasta las billeteras digitales, pulseras y aplicaciones que imperan en la actualidad, estas operaciones buscan volverse más seguras e inmediatas.
De acuerdo con una publicación de The Standard Cio las innovaciones tecnológicas aseguran que estos sistema sigan evolucionando con modelos más robustos. Un claro ejemplo se esta gestando en el sistema de pagos en Chile hoy intenta dar el salto de un modelo de tres partes, (conformado por la interacción entre cuatro actores) hacia uno de cuatro, para ampliar la oferta que potencie la libre competencia.
Cambio de paradigma en los pagos digitales
El modelo de cuatro partes es un sistema de pago en que tanto los emisores de tarjetas como el adquirente que procesa el pago y afilia a los comercios, operan en forma separada.
- Tarjetahabiente con el comercio
- Comercio con adquiriente
- Adquiriente con red de tarjetas
- Y red de tarjetas con banco emisor
Con menores costos y más actores, este nuevo esquema que se agreguen nuevas opciones que integren y procesen los pagos en Chile. Esto supone una serie de oportunidades que complementan la labor de Transbank, ya que supondrá mejores precios para los comercios que, hasta hace poco, no tenían muchas opciones.
Esta medida permite tener más competencia y dinamismo en un sistema que no para de cambiar.
La evolución de los pagos digitales
Hoy, deben existir unos 600 mil comercios que no operan con tarjetas, pues implica un gasto por arriendo y transacción. Y muchas veces no les conviene, sobre todo a los más pequeños donde aún prima el efectivo. Entonces, con este nuevo modelo, estos nuevos actores irán a estos negocios a ofrecer sus servicios y, de esta manera, abrir el mercado.
Es fundamental seguir desarrollando nuevas tecnologías que permitan ampliar la oferta de medios de pagos digitales, que dependan cada vez menos de dispositivos externos. Esto conlleva desafíos de negocios, tecnológicos y de educación. Hace una década, diversas publicidades promovían el uso de tarjetas; hoy se procesan millones y millones de pesos en transacciones.
El mundo está migrando hacia lo digital y los medios de pagos no son la excepción. Es necesario que la oferta sea flexible y dinámica, y acepte más rápido los cambios.
A pesar que están de moda las billeteras digitales, aplicaciones y pulseras, es necesario que la infraestructura que soporte esas formas de pago esté actualizada y sea segura, en respuesta a la creciente demanda y competencia que existe en el mercado. De esta forma, se aprovecha el potencial de plataformas en la nube, que entregan mayor escalabilidad, seguridad y alta disponibilidad, a un costo ligado al uso de estas plataformas y no a una enorme inversión cuyo dimensionamiento no siempre es el más acertado.
Con el cambio de un modelo donde existía un solo actor, hacia uno donde existirá más competencia. Si la tecnología avanza, las legislaciones y regulaciones también deben hacerlo. Es la única forma de ofrecer mejores servicios, precios y soluciones que aporten valor y diferenciación a los clientes.