Cuando Michael Fiola recuerda las palabras de su supervisor esa mañana de marzo del año pasado, todavía vienen a su mente la sensación de conmoción y parálisis.
“Le estamos despidiendo por una violación de la política de uso de las computadoras de la empresa”, explicó el supervisor. “Usted tiene pornografía en su computadora. Está despedido. Limpie su escritorio, y pronto”.
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Unos meses más tarde, Fiola, un inspector que trabajaba en el Departamento de Accidentes Industriales del estado de Massachusetts, se veía acusado de pornografía infantil, todo por las imágenes ilegales que tenía en la portátil propiedad del estado.Sin embargo, los cargos fueron retirados en junio después que una investigación realizada por la oficina del fiscal general de Massachusetts concluyó que el estado no podría probar que Fiola había bajado las imágenes.
La investigadora forense que Fiola contrató, Tami Loehrs, encontró que la portátil estaba mal configurada, llena de aplicaciones maliciosas y no había recibido actualizaciones críticas de software. Ella también cree que el software antivirus de la PC estaba mal configurado o no funcionaba adecuadamente.
“Le habían entregado una bomba de tiempo”, dice Loehrs para referirse a la portátil de Fiola.
Fiola no es la primera persona que ha estado a punto de cumplir tiempo en la cárcel por problemas con una computadora.
El año pasado, Julie Amero, una maestra sustituta de Norwich, Connecticut, EE.UU., fue condenada por una felonía de peligrosidad infantil cuando en su aula una computadora empezó a mostrar anuncios pornográficos. Amero se veía ya condenada a 40 años de prisión hasta que su computadora fue analizada por profesionales de seguridad y encontraron que estaba llena de programas espías. Como resultado, un juez rechazó su veredicto de culpable.
Al igual que Amero, Fiola no sabe mucho de computadoras. Él dice que no tenía idea de lo que estaba pasando en su portátil hasta que le llamaron para despedirle.
Aunque la reputación de Fiola está limpia ahora, él perdió su trabajo y su seguro médico. El caso demuestra lo fácil que es ser acusado de actividades ilegales en una computadora sin comerla ni beberla, dice el abogado de Fiola, Timothy Bradl.
“Este tipo de cosa puede pasarle a cualquiera que tenga una computadora del trabajo”, agrega.
-Robert McMillan