Aunque todavía falta para que Windows 10 esté disponible para todos, nunca es demasiado pronto para empezar a pensar en el proceso de actualización de la plataforma actual de Windows.
El lanzamiento definitivo debería darse entre septiembre u octubre del 2015, por lo que los administradores de sistemas pueden empezar a anticipar algunas herramientas de actualización y técnicas inevitables, junto con algunos consejos adicionales, para ayudar a facilitar el proceso.
El asistente de actualización de Windows
Junto con los nuevos lanzamientos de Windows, Microsoft suele hacer que las herramientas pre instaladas de evaluación estén disponibles para ayudar a los usuarios a anticipar y prepararse para el proceso de actualización. Desde hace un par de lanzamientos, esto ha implicado una herramienta descargable llamada Windows Upgrade o Asistente de actualización (aquí hay un enlace a la página de preguntas frecuentes para las versiones de Windows 8 y 8.1 de esa herramienta, a modo de ejemplo).
Además de proporcionar una herramienta que normalmente funciona para las versiones recientes de Windows -para Windows 10, significará probablemente Windows 7 SP1, Windows 8 y Windows 8.1 Update 1- esta página también ofrece información útil sobre qué plataformas soportará la herramienta como fuentes válidas de actualización, incluidos los Service Packs necesarios que deben estar instalados para que las herramientas funcionen correctamente.
Ejecutar la herramienta por lo general produce un informe de compatibilidad que, o bien indica que la actualización puede continuar, o describe qué clase de solución es necesaria para dar lugar a una actualización correcta. Los elementos que pueden aparecer en dichos informes se centran generalmente en hardware y software.
Para el hardware, es posible que haya algunos dispositivos en uso en el sistema de origen que ya no serán soportados por el sistema operativo; y por ese motivo, se emite una advertencia. En algunos casos, puede que sea necesario desinstalar los dispositivos antes de la actualización, para que los nuevos drivers puedan instalarse durante el proceso de actualización. En otros casos, puede que sea necesario eliminar esos nuevos controladores después de que la actualización se haya completado. Normalmente, el informe de compatibilidad del Asistente de actualización proporciona información sobre todos estos casos.
Para el software, algunos programas, en algunos casos, pueden ser identificados como no admitidos en el marco del nuevo sistema operativo. En otros casos, puede que sea necesario actualizarse a una versión más reciente de un programa actualmente en uso. Y aparte, en otros casos, puede que sea necesario desinstalar un programa antes de una actualización, y luego reinstalar el programa después de la actualización.
En cambio, los administradores querrán considerar cuidadosamente la construcción de nuevas imágenes de referencia para los sistemas de uso frecuente, sobre todo si ya planean utilizar herramientas de implementación automatizadas para impulsar su proceso de actualización. Así pues, las partes elegibles querrán comparar las capacidades que una licencia de Software Assurance de Microsoft transmitirá a través de su Microsoft Desktop Optimization Pack (en particular, si se usa en conjunto con System Center), o Deployment Toolkit de Microsoft contra cualquier cantidad de excelentes productos de terceros de proveedores como SmartDeploy y PDQ Deploy.
El gran problema de la actualización de software
Las aplicaciones pueden servir como una forma de evitar afrontar problemas cuando se trata de actualizaciones de Windows. Esto se debe a que habrá ocasiones en las que las aplicaciones de misión crítica o de líneas de negocio no podrán moverse de las plataformas estándares de Windows a alguna nueva versión del sistema operativo de destino. En estas situaciones, se debe buscar y aplicar una solución antes de que la migración proceda, o de lo contrario algunos o todos los usuarios encontrarán que son incapaces de hacer su trabajo.
Es posible crear máquinas virtuales (VM, por sus siglas en inglés) que ejecuten versiones anteriores del sistema operativo y hacer que estén disponibles para los usuarios que las necesitan para acceder a un software incompatible; pero esto significa retrasar la decisión de resolver los problemas de compatibilidad. Otra solución es reemplazar las aplicaciones más antiguas que no puedan ser actualizadas por aquellas que proporcionan la funcionalidad necesaria de forma alternativa.
Para Windows 10, las aplicaciones son una especie de buena/mala noticia. Las API subyacentes de las aplicaciones de escritorio no cambian mucho de Windows 8.1 a Windows 10, así que lo que sea compatible con Windows 8.1 tiene una excelente oportunidad de permanecer luego de la introducción de Windows 10. La buena noticia: Si la aplicación funciona con 8.1, probablemente funcionará también con 10. La mala noticia: Si no funciona con 8.1, no va a funcionar con 10, tampoco.
Por eso, es momento de empezar a probar -y poner en marcha la solución- si las aplicaciones esenciales no funcionan con Windows 8.1 ahora. Esto también significa que puede comenzar con el Asistente de Actualización o Upgrade Assistant de Windows 8.1 para obtener una lectura rápida de las aplicaciones mediante la ejecución de éstas contra una referencia típica o imagen estándar para desktops, notebooks y/o tabletas.
Preparándose para la actualización: Managing Device Drivers
Otra buena noticia para Windows 10 es que los controladores de dispositivos son más parecidos a los de Windows 8 o 8.1, que diferentes. Si usted construir una imagen estándar o de referencia para los equipos con ese sistema operativo, puede crear un excelente conjunto de controladores para la actualización que viene, haciendo una copia de esos drivers y convirtiéndolos en una biblioteca estándar o de referencia de controladores.
La mayoría de las herramientas de implementación soportan la construcción explícita de dicha biblioteca, o se puede utilizar una herramienta de copia de seguridad de algún tipo de controlador para hacer una instantánea de los controladores asociados con cualquier imagen que se dé en su lugar. SourceForge DriverBackup! es una gran herramienta gratuita que los administradores pueden usar para realizar rápida y fácilmente este proceso.
Mida dos veces, corte una vez
En general, la planificación de una actualización implica una gran cantidad de pruebas y análisis inicial, seguido de un esfuerzo de planificación concertada para crear los procesos e imágenes instaladas necesarias, y luego trabajar a través de un despliegue cuidadosamente preparado. Si utiliza lo que ya conocemos acerca de Windows 10, y las herramientas que ya están disponibles para Windows 8.1, puede obtener un empujón considerable en el proceso con suficiente antelación a la disponibilidad general.
Siguiendo nuestro consejo, y usando algunas de las herramientas y técnicas que recomendamos, puede mantener este proceso bajo control. Esté preparado para gastar un poco de tiempo y mucho esfuerzo a lo largo del camino.