Revolucionario: usted sabía que esa palabra la iba a ver usada en la propaganda del iPhone de Apple. Pero para evitarse las exageraciones congénitas de Steve Jobs con motivo de la presentación de ese teléfono en la exposición Macworld celebrada en San Francisco el pasado enero todo lo que usted tiene que hacer es quitar la r inicial.
Evolucionario: Esa es la palabra que corresponde realmente al iPhone y además a casi todas las innovaciones anunciadas la misma semana en la Feria de Electrónica para el Consumidor de Las Vegas. Todavía no he tenido un iPhone en mis manos. Pero los teléfonos inteligentes de Palm y de Windows siempre han permitido navegar por la Web, leer correo electrónico y reproducir vídeos y música. Y lo que es mejor, frecuentemente vienen con un teclado real, no con una versión de un juguete en la pantalla que hace alarde de su software de “predicción”, una clara señal de que el teclado es pésimo. Hablando de evolución: desde la Apple II, todos los teclados de Jobs han sido desastrosos.
Y muchos teléfonos actuales pueden aprovechar las redes celulares 3G que trabajan a más velocidad que el letárgico EDGE de Cingular, que es todo lo que el iPhone reconoce. A menos que algo se me escape, lo único que usted podrá hacer con un iPhone que no pueda hacer con los otros teléfonos es limitarse a comprar su vídeo y su audio en el mundo exclusivo de Apple iTunes, y aparentemente tendrá que hacerlo desde su computadora, no desde la conveniencia del propio teléfono.
Lo verdaderamente revolucionario de los productos digitales es el rápido ritmo de la evolución. Al igual que el iPhone, los productos presentados este año en CES eran pasos incrementales, no saltos. Como las compañías someten sus líneas de productos a varias actualizaciones al año, los avances nunca se detienen. Pero muchas tecnologías han llegado al punto donde resulta bastante difícil mejorar lo básico.
Las PC siempre ganan en rapidez y se tornan más baratas, pero las características “nuevas” son frecuentemente versiones modificadas de ideas viejas que fallaron: tome, por ejemplo, la pantalla táctil de la nueva HP TouchSmart PC, que data de 1983 con la HP 150 basada en DOS. Las impresoras de inyección de tinta, inicialmente afectadas por una salida granulada o borrosa, ahora son tan buenas que los fabricantes compiten en aspectos dudosos como las pantallas LCD, en vez de hacerlo en la calidad básica de salida. Las cámaras digitales, que ni siquiera podían competir con los modelos de rollo desechables, ahora son más que adecuadas para todos menos para los profesionales, así que para diferenciarse los vendedores ahora desarrollan tecnologías menos atractivas como el reconocimiento de caras.
¿Y los televisores de pantalla plana? Ahora que los mejores incluyen tantos píxeles como las mejores fuentes de señal, los fabricantes tratan de vender mejoras que la mayor parte del público probablemente nunca notará excepto comparando modelos directamente. ¿Los DVD de alta definición? Ofrecen toda la calidad que probablemente necesitarán durante mucho tiempo; lo único que falta es una consolidación entre las dos normas competidoras.
Si tuviera que apostar por una tecnología prometedora en el CES de este año, sería la conectividad Ultra-Wideband. Los productos están comenzando a aparecer, pero las especificaciones sugieren que serán bastante rápidos y que no causarán interferencias con los equipos que ya usted tiene. Los productos de UWB más interesantes que vi fueron el sistema de Philips para conexiones de TV de alta definición sin cables y la estación de Toshiba sin cables para su nueva portátil Portégé R400; el USB inalámbrico, que usa la UWB para manejar la parte inalámbrica, estaba por todas partes.
Pero si usted oye que alguien llama a la UWB “revolucionaria”, por favor recuérdele que los nuevos productos sólo son sustitutos de los cables, aunque fueran cables más rápidos que los que se usaban en el pasado. Cuando alguien surja con un sistema que reemplace inalámbricamente al cordón eléctrico de CA, entonces hablaremos de revolución.