Si no puedes con ellos, únete a ellos. El éxito futuro de Microsoft está en adoptar las estrategias de sus enemigos acérrimos.
Windows 8 es el primer intento importante de Microsoft para capear el temporal de cambios que azota a la industria de la PC, pero ningún sistema operativo es suficiente por sí solo. Para apuntalar su futuro y competir con Apple y Google, el gigante del software tiene que adoptar las estrategias de sus enemigos.
Windows todavía domina el escritorio, pero debido al rápido crecimiento de las tabletas y de los teléfonos inteligentes sólo se encuentra en 30 por ciento de todos los dispositivos de computación –una empinada caída de 40 por ciento en cuatro cortos años–, según los estimados de Forrester Research. Por tanto, para mantener su relevancia, Microsoft tiene que cambiar.
Imitar a Google ante todo
Microsoft tiene que recordar que es una compañía de software, no sólo una compañía de Windows. En estos tiempos, cuando las segundas pantallas y las tabletas están por todas partes, una compañía de software que sólo se dedique al ecosistema de Windows estará desperdiciando un montón de clientes potenciales. Y lo que es peor: una compañía que se concentre en un solo SO correrá el riesgo de ver a sus clientes saltar a otro software que no dependa de una plataforma única. Esto es cierto incluso en el mundo de los negocios, donde cada vez son más numerosas las compañías que permiten a sus empleados utilizar sus propios dispositivos.
Por supuesto, el modelo de referencia de la plataforma múltiple es Google, que despliega su software en todas direcciones a pesar de poseer dos sistemas operativos perfectamente viables: Android y Chrome OS. Dropbox, Evernote y Netflix siguen una ruta similar: alcanzar la supremacía a través de la ubicuidad. Microsoft ya ha probado suerte en el modelo de la plataforma múltiple, al presentar varias aplicaciones para el iOS y el Android, pero esas aplicaciones han tendido a ser software de segunda categoría, no programas preeminentes como Office. Esa situación, sin embargo, podría cambiar pronto.
Se dice que ya hay aplicaciones para Mobile Office en camino, aunque los expertos esperan que sean aplicaciones gratuitas atadas a una suscripción de lujo a Office 365, todo para evitar que Google y Apple se lleven una tajada de ese mercado. Para Microsoft será complicado manejar el modelo de la plataforma múltiple. Por ejemplo, ¿cómo puede ofrecer Office para la iPad sin restar importancia a Windows RT y a Windows Phone 8, que anuncian el acceso a las aplicaciones gratuitas de Office como una característica distintiva?
No obstante, como compañía de software que funciona en el mercado actual, Redmond debe tener una presencia en Android, iOS y hasta en BlackBerry 10.
¿Tú también, Apple?
¿De qué manera puede Microsoft promocionar a Windows 8 como algo más que un simple SO ‘intermedio’ que trata de abarcar dos mundos desiguales? Con Surface… mucha más Surface.
Microsoft no tiene que abandonar a sus socios de fabricación como hizo Apple. No existe el fabricante que por sí solo pueda satisfacer la variedad del ecosistema de la PC. Pero al ofrecer una gama más amplia de productos Surface, Microsoft podría reducir su dependencia en los socios de hardware, a la vez que influiría directamente en modelar la opinión popular de los dispositivos que utilizan Windows, tal como lo hacen para Android los dispositivos Nexus de Google. La expansión de la marca Surface también permitiría a la compañía distinguirse en el mercado, al producir lo que para Windows sería el equivalente de la Mac: ejemplos de diseño que representan la unión perfecta entre un hardware de gran belleza y un software subyacente sumamente funcional.
Una alineación sólida de dispositivos Surface podría ofrecer una respuesta cohesionada a las Macs y dar a Windows una verdadera identidad de marca. Los rumores de dispositivos Surface –un teléfono y una tableta Xbox de 7 pulgadas– abundan, y cuando escribo esto se espera que la tableta Surface Pro basada en el Intel Core i5 salga al mercado dentro de algunos días. Creo que la compañía hace bien, y que los fabricantes originales se quejen todo lo que quieran.
El futuro de Microsoft pudiera depender de su disposición a seguir el camino trazado por sus peores enemigos.
-Brad Chacos, PCWorld EEUU
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