El dominio de la pequeña isla caribeña Anguila es “.ai”. Gracias al furor por la inteligencia artificial, se estima que el año pasado ganó alrededor de 30 millones de dólares por la venta de dominio “.ai”.
A primera vista, herramientas como Google Bard o ChatGPT parecen tener poco en común con una remota isla en el mar Caribe que alberga menos de 15.000 habitantes. Sin embargo, Anguila se ha convertido en un inesperado epicentro del auge de la inteligencia artificial en los últimos años gracias a su dominio .ai. Esto ha escalado hasta tal punto que en 2023 se estima que produjo unos 30 millones de dólares gracias a la IA.
El secreto radica en su dominio de nivel superior geográfico asignado por el ICANN (la organización encargada de administrar nombres de dominio en Internet), el “.ai”, Dicho dominio, como es de esperar, se ha convertido en uno de los más codiciados por empresas orientadas hacia la inteligencia artificial.
Un futuro inesperado
Desde 1990, Anguila, un territorio británico en el Caribe, comenzó a asignar dominios de Internet terminados en “.ai” a empresas y residentes locales que deseaban registrar sus páginas web. Inicialmente, este sufijo no captó la atención internacional, pero su valor cambió drásticamente con la llegada de la inteligencia artificial y el surgimiento de numerosas empresas y startups en este ámbito.
La rápida respuesta de las autoridades locales fue cobrar una tarifa anual de 50 dólares a empresas centradas en la inteligencia artificial que deseaban registrar o renovar un dominio “.ai”. Para fines de 2021, esto ya generaba 5 millones de dólares para el gobierno local. Con el creciente interés global en los dominios “.ai”, las ganancias se han multiplicado significativamente. Actualmente, la isla ha distribuido cerca de 300.000 dominios “.ai”.
Durante 2023 las ganancias asociadas a esta práctica alcanzaron los 30 millones de dólares, pero los expertos creen que esto es solo el comienzo. Empresas como Facebook, Stability.ai o X también han contribuido al incremento de ingresos de la isla. Es probable que en el futuro el interés por los dominios “.ai” siga aumentando.
La historia de Anguila es un ejemplo fascinante de cómo un recurso aparentemente insignificante puede convertirse en una fuente inesperada de riqueza en la era digital, demostrando cómo la geografía y la tecnología pueden entrelazarse de formas sorprendentes.