Icónicas, hitos de una era que revolucionó a la civilización humana, las fotos del primer alucinaje de la NASA fueron posibles por la incoporación de tecnología alemana en óptica de precisión.
“Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”. Las imágenes que todo el mundo recuerda de la llegada del hombre a la Luna son mucho más que fotos, son la constatación de un hecho histórico y el símbolo de lo que el ser humano es capaz de hacer. Pero, ¿cómo se realizaron esas imágenes? La empresa alemana ZEISS, experta en óptica de precisión, colaboró para diseñar las lentes que documentaron la hazaña.
Durante los aterrizajes lunares, y en las misiones previas, la fotografía jugó un papel clave. Se efectuaron más de 100.000 disparos que sirvieron para preparar las misiones Apolo. Además, durante los seis aterrizajes lunares habidos entre 1961 y 1972 se capturaron 33.000 imágenes. Algunas de estas imágenes de la Carrera Espacial, y especialmente las del alunizaje, se han convertido en hitos generacionales, por su valor histórico y científico, pero también por su plasticidad y calidad excepcional gracias a las lentes ZEISS con las que fueron tomadas.
“Una de las grandes dificultades técnicas era obtener imágenes de precisión, imágenes nítidas de lo desconocido, en condiciones de extrema oscuridad”, explica Laura Rocha, directora de Marketing de Carl Zeiss Vision España. A lo que había que añadir los cambios de temperatura extremos, ausencia de gravedad o algo tan aparentemente sencillo como accionar el disparador de la cámara, que se convirtió en todo un reto a superar. “Tanto las cámaras como los disparadores, tuvieron que adaptarse en tamaño y usabilidad a los guantes enormes que usaban los astronautas en sus trajes“, sigue Rocha.
Gran angular Biogon 5.6 / 60 de ZEISS
El objetivo con el que se fotografió el hito histórico era un gran angular Biogon 5.6 / 60 de ZEISS, específicamente diseñado para el aterrizaje lunar. Las fotografías debían capturar la superficie de la Luna con un excelente contraste de borde a borde y una definición máxima. La cámara estaba equipada con una placa de cristal Reseau, que creaba marcas de cruz en las imágenes durante la exposición. Estas marcas distintivas hicieron posible calibrar distancias y alturas permitiendo análisis de relación de tamaño de objetos en la luna, y fueron fundamentales para el estudio científico del satélite. Los resultados son icónicos.
Muchas de las fotos más impactantes, no sólo de la llegada a la Luna, sino de la carrera espacial, se pueden ver en estos días en el Planetario de Madrid, en una exposición organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Robledo de Chavela, que recoge 58 fotografías que documentan la llegada a la Luna y otros hitos de la conquista espacial.
Precisamente desde el Complejo de Comunicaciones de Robledo-Fresnedillas, en la Comunidad de Madrid, se hizo el seguimiento del alunizaje ese histórico 20 de julio de 1969. El ingeniero Carlos González fue, probablemente, el primer español y una de las primeras personas del mundo en conocer el éxito de la misión Apolo XI. “Éramos el relé mediante el cual Houston se comunicaba por voz con los astronautas y les mandaba todos los datos que necesitaban. Igualmente los astronautas se comunicaban con Houston y enviaban datos y televisión a Houston. Todo eso pasaba por nosotros“, explica Carlos.
Ya en la superficie lunar Neil Armstrong tomó otra de esas fotos emblemáticas, la favorita de Carlos.“Es una foto icónica, que tiene además el detalle maravilloso de que en la escafandra de Aldrin se está reflejando la imagen de Armstrong haciendo la foto; y a mí esa foto me ha encantado siempre“, añade González Pintado. “Las fotografías realizadas por Neil Armstrong con su cámara ZEISS de 70mm simbolizan lo que el ser humano es capaz de hacer“, termina Rocha”.