Investigadores de la Universidad de Granada, junto con la empresa NanoMyP, desarrollan un sensor óptico que emplea un tejido de nanofibras y permite mejorar la calidad del proceso de fabricación de la cerveza.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR), junto con la empresa NanoMyP, ha desarrollado un sensor óptico basado en nanotecnología (tecnología dedicada al diseño y manipulación de la materia a nivel de átomos o moléculas), cuyo objetivo es mejorar la calidad del proceso de fabricación de cerveza.
Este sensor, que emplea un tejido de nanofibras, ha sido fabricado gracias a la técnica de electrospinning. La idea es que reconozca la amina biógena triptamina, un grupo de compuestos químicos que cuando aparece en los alimentos fermentados como la cerveza garantiza su buena calidad.
En palabras de Jorge Fernández Sánchez, autor principal de esta investigación, perteneciente al departamento de Química Analítica: “El tipo y la cantidad de estas aminas se puede relacionar con la calidad de las materias primas usadas, así como de las condiciones higiénico-sanitarias y las condiciones de fabricación usadas. La putrescina, espermina y espermidina están presentes, de forma natural, en la cerveza, ya que son sustancias que se encuentran en la malta”.
Este nuevo sensor, más barato y fácil de usar que los actuales, y que no requiere de personal especializado para su uso, se basa en dos características principales: por un lado es capaz de hacer una retención selectiva de uno de los compuestos aminados (como es el caso de la triptamina), gracias a uno de los materiales fabricado por NanoMyP, y por otro, tiene la propiedad intrínseca de la triptamina (su luminiscencia).
Gracias a estas dos propiedades, cuando el material se sumerge en la cerveza, las aminas presentes se quedan adheridas a éste y al medir su luminiscencia se puede determinar la cantidad de triptamina que hay presente y, por tanto, la calidad del dorado elemento.