Al no dar con la clave, otras marcas, como Jawbone decidieron no seguir compitiendo. Sólo Apple y Samsung tienen éxito, pero pierden dinero.
Los principales fabricantes de smartwatch como pueden ser Apple, Samsung, Google y otros, se lanzaron al mercado de forma precipitada y cometiendo el error de centrar su objetivo en el consumidor final en lugar de en las empresas, en las que intentaron centrarse posteriormente.
En sus inicios, se esperaba que los relojes inteligentes evolucionaran rápidamente hacia una categoría de electrónica tradicional de buena fe. En su lugar, han quedado relegados a meros notificadores de teléfonos inteligentes, así como compañeros de fitness.
Importantes marcas del sector tecnológico como Motorola, Intel o Jawbone abandonaron este mercado tras no dar con la clave y Fitbit vendió 2,3 millones menos de dispositivos el trimestre pasado en comparación con el mismo trimestre del año anterior, anunció la compañía este mismo mes.
En la actualidad, Apple con su Apple Wath y Samsung con el Tizen son quienes dominan el mercado, seguidos del Android Wear de Google.
Strategy Analytics destacó que durante el primer trimestre de este año, Apple poseía el 57% del mercado con sus relojes, mientras que Samsung y Google están luchando por el resto, con 19% de participación con Tizen y 18% de Android Wear.Las previsiones de Gartner indican que Apple permanecerá en la cima hasta por lo menos 2021.
Pese a que las compañías son cautelosas acerca de los números, es muy probable que la mayoría o todos los fabricantes de smartwatch estén perdiendo dinero. No obstante, este es un dato que no afecta mucho a compañías líderes como Apple y Samsung que mantienen su línea de productos en clave estratégica.
Y es que la razón principal de que este modelo de relojes no encaje es que son demasiado voluminosos y caros y que son demasiado limitados en la funcionalidad para justificar la compra y el uso de todos.
En otras palabras, el estado de la tecnología no permite los dispositivos delgados, ricos en características y económicos que permitirían una adopción generalizada.
Algunos de los smartwatches más codiciados hoy en día parecen ser los que más se asemejan a relojes pero son tan caros que pocos están dispuestos a comprarlos.
Un ejemplo es el nuevo Montblanc titanium Summit smartwatch, que con un precio de casi mil dólares, ejemplifica la categoría de relojes que son esencialmente relojes tradicionales, pero con sutiles “smarts” añadido. La línea Summit, incluyendo la cara opción de titanio, funciona con Android Wear 2.0. El reloj hace poco más que mostrar notificaciones de teléfonos inteligentes y permitir respuestas mínimas. La mejor característica es que no se parece a un smartwatch.
Otros relojes optaron por diferenciarse centrándose en nichos extremadamente limitados. Por ejemplo, el smartwatch Fantom es para los aficionados al fútbol y hace poco más que mantenerlo al día en su equipo favorito.
Los smartwatch también han intentado entrar en el mercado infantil con relojes para los niños, como el Kidixoom DX2 de VTech, dokiWatch, Safer Kids y otros. Algunas empresas intentan innovar ofreciendo características en los smartwatches que ya se ofrecían en los relojes convencionales.
Es importante tener en cuenta que lo que el mercado de consumo no necesita es una docena de relojes diferentes, donde cada uno ofrece una característica disponible en relojes analógicos o teléfonos inteligentes. Los compradores quieren un solo reloj que permita llevar a cabo diferentes tareas, con menor dependencia del smartphone que la hasta ahora mostrada.
El error de olvidar a las empresas
La industria de la tecnología se hundió en el mercado de teléfonos inteligentes en los últimos años sobre la base de la falsa suposición de que los smartwatch debían comenzar con el consumidor en lugar de como productos empresariales.
Algo similar ya ocurrió con las Google Glass, donde el programa informó a los investigadores de Google que el estado de la tecnología de gafas inteligentes no estaba listo para los consumidores, pero estaba listo para el mundo de la empresa, donde la rentabilidad es real. Así que Google hizo la transición de Glass de la división de investigación, a un grupo de productos y se puso a trabajar en la edición Glass Enterprise.
Quizás algo así es lo que debería haber sucedido con smartwatches. Si una empresa importante como Apple, Samsung o Google llevara a cabo un smartwatch “Explorer Program”, habrían descubierto de antemano que la empresa es donde deberían concentrarse todos sus esfuerzos, con una atención en el mercado de consumo mucho más tarde.