Investigadores de la Universidad de Stanford elaboraron un robot que se mueve como lo haría una enredadera y es capaz de recorrer largas distancias sin tener que desplazar todo su cuerpo.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford desarrolló un robot flexible, que puede cambiar de forma y de tamaño y que se desplaza como una planta enredadera siendo capaz de recorrer largas distancias sin necesidad de mover la totalidad de su cuerpo.
La idea para desarrollar este robot fue sencilla. Se trata, básicamente, de un tubo de material blando doblado dentro de sí mismo (como si fuera un calcetín que va de dentro a fuera) y que crece en la dirección escogida cuando se le adhiere aire.
En los prototipos, el material utilizado para la creación del robot fue un plástico delgado de bajo costo. Y aunque estas primeras pruebas se realizaron inyectando aire a presión, se está trabajando en otras versiones en las que se utilizarían también fluidos.
Asimismo, se van a crear nuevos modelos mucho más grandes y mucho más pequeños, para testear sus utilidades y se van a probar materiales más resistentes como el nailon o el kevlar.
Un robot como el actual podría ser de gran utilidad tanto en aplicaciones médicas como en tareas de búsqueda y rescate, en el caso, por ejemplo, de personas atrapadas bajo las ruinas de un edificio.
En una situación de este tipo no sería necesario cavar con las manos ni utilizar perros para detectar signos de vida, en lugar de eso se colocaría este robot con forma de cilindro sobre los escombros y con solo apretar un botón se extendería como una planta trepadora a través de los huecos.
Con una cámara situada en el extremo podría indicar a los equipos de rescate el lugar donde se encuentra la persona que, de otra forma, habría sido muy difícil poder localizar.
El robot es capaz de levantar hasta 100 kg de peso.