Los procesos electorales se convirtieron en temporada alta de ciberataques internacionales. Aunque muchos rechacen hablar de ciberguerra, hay guerras que se libran con ciberarmas.
La palabra ciberguerra todavía provoca un rechazo que, casi siempre, va unido a la incredulidad. Sin embargo, aunque no exista una ciberguerra mundial explícitamente declarada, sí hay guerras entre determinados países que ya se libran con ciberarmas, en las que está en juego el control de información y objetivos muy concretos.
Conoces 4 ejemplos de ello.
1) Trump y Rusia
La evidencia está en titulares tan recientes como los que todavía persiguen al flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que lo relacionan con ciberataques a los archivos del rival Partido Demócrata perpetrados por cibermercenarios rusos. Más allá de la guerra sucia entre Trump y Hillary Clinton, en la que la filtración de correos electrónicos privados desempeñó un papel crucial, medios como The Washington Post y The New York Times sugirieron en varias ocasiones a lo largo de los últimos meses que el gobierno de Putin podría haber ‘ayudado’ al republicano en su carrera hacia la Casa Blanca mediante el hackeo de correos electrónicos del Partido Demócrata. Pese a que no hubo resultados concluyentes, las investigaciones señalan que los emails y documentos filtrados pasaron por computadores ubicados en Rusia, donde también se sitúan ataques a la Casa Blanca y al Departamento de Estado perpetrados durante la última legislatura de Obama.
2) Holanda, en analógico por precaución
Fue precisamente esa noticia la que hizo que las autoridades holandesas se decidieran por el recuento manual en lugar del electrónico en las últimas elecciones legislativas, celebradas en el país el pasado 15 de marzo. La presencia entre los candidatos del ultraderechista Geert Wilders, empatado en las encuestas previas a los comicios con el partido gobernante y la alargada sombra que Putin proyecta últimamente sobre la política internacional, llevaron a Holanda a renunciar a la tecnología por miedo a un ciberataque que torciera el curso de los acontecimientos. Finalmente, los votos, contados a mano, dieron la continuidad en el gobierno al liberal de derechas Mark Rutte.
3) Erdogan y Occidente
Casi en la misma fecha, miles de cuentas de Twitter sufrieron un ciberataque con mensajes en apoyo del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, muy cuestionado en algunos sectores occidentales por, entre otros motivos, sus restricciones a la libertad de expresión. Entre los perfiles atacados se encuentra el de medios de comunicación como Forbes y BBC América, así como organizaciones como Amnistía Internacional, muchas de ellas con decenas de seguidores. Un pequeño golpe de efecto con muchísimo impacto en un momento en el que está próximo el referéndum en el que los ciudadanos turcos tendrán que decidir si se cambia la constitución para que Erdogan pueda mantenerse en el poder hasta 2029.
4) Corea del Norte y Sony Pictures
Pero quizá haya que remontarse un poco más en el tiempo para recuperar el incidente que hizo que la palabra ciberguerra empezara a sonar con la fuerza actual. Un poco antes de la Navidad de 2014 la compañía Sony Pictures denunció un ciberataque masivo en el que le fueron sustraídos todo tipo de archivos de carácter confidencial, desde películas sin estrenar hasta emails de empleados con observaciones sobre figuras del star system, pasando por tablas de Excel con salarios.
Los atacantes fueron desvelando poco a poco el contenido de su botín mientras indicaban a la empresa cuál era el precio del rescate: que se cancelase el estreno de La entrevista, una comedia en la que dos periodistas viajan a Corea del Norte con la misión de asesinar al líder Kim Jong-Un. Corea del Norte negó toda participación en el incidente, pero éste se convirtió en un asunto de seguridad nacional para la Casa Blanca, que incluso estuvo planteándose devolver al país asiático a su listado de estados terroristas. Pese a que el entonces presidente Obama trató de apaciguar los ánimos negándose a calificar de ciberguerra lo que definía como “un acto vandálico”, cierto pánico cundió cuando los ciberatacantes extendieron sus amenazas a las salas que iban a proyectar la películaen su estreno. Finalmente, La entrevista se proyectó en un número reducido de cines y se estrenó también en streaming, obteniendo una repercusión mucho mayor de la que sus creadores jamás hubieran soñado.
Una táctica que no es nueva
El uso geoestratégico de las ciberarmas puede remontarse todavía varios años más. En 2010, por ejemplo, fue descubierto el gusano Stuxnet, un prototipo de malware que fue rápidamente catalogado como un arma cibernética. Su especial incidencia en computadoras ubicadas en Irán llevó muy pronto a la conclusión de que se trataba de un gusano diseñado para espiar y reprogramar sistemas industriales. Fue en el mismo año cuando saltó a la luz pública la conocida como Operación Aurora, en la que un exploit oculto en archivos PDF consiguió robar toneladas de información de grandes compañías como Google, una de las pocas que se decidió a denunciar públicamente el problema. El gigante de Internet siempre señaló que el origen del ataque se encontraba en China y varios expertos en seguridad aseguraron que, además de robar información de propiedad intelectual, el móvil del crimen fue el de sustraer cuentas de Gmail a activistas que luchan por los derechos humanos en China.