En Venezuela miles de usuarios se quedan sin servicios todos los días, muchos de ellos por semanas y, otros, más afectados, pueden durar meses sin conexión móvil, de datos, en un país contaminado por la corrupción y la acción de hampa.
Especial CIO América latina | Por: William Peña |@williampm
Venezuela, otrora vanguardia de la adopción tecnológica en América Latina, el país petrolero con mayores reservas en el mundo y el que, en algún momento llegó a ser referente de modernidad en la región, está quedando en ruinas.
Tanto así, que en este país hasta los cables que conectan los servicios de telecomunicaciones, esos que permiten la conexión entre amigos, familias, parientes, entre otros y que proyectan a los países al futuro, se convirtieron en un banquete para los delincuentes, la mayoría de ellos pertenecientes a organizaciones criminales que hacen interesantes negocios con la destrucción de uno de los pocos sectores que, a pesar de la crisis, aún subsisten.
Desde hace poco más de año y medio, cuando la crisis se profundizó, las empresas móviles y fijas del país comenzaron a ver cómo sus servicios eran golpeados todos los días, primero mediante cortes a sus redes de fibra por parte de los delincuentes pensando que eran pares de cobre (tiene un valor importante) y, luego, mediante cortes de redes de fibra bien pensados para la reventa. Es raro que la estatal Cantv, la que posee la mayor cantidad de pares de cobre, sufre poco el efecto del vandalismo, no así su filial Movilnet.
Aún así, ese impacto en las otras empresas se profundizó y, en los últimos meses, el vandalismo se incrementó en más de 50%, con un incremento total de más de 150% en el último año, pues no sólo roban cables, ahora también se están llevando baterías, aires acondicionados, equipos, en realidad, todo lo que puede disponer una central de conexión de servicios y, con ello, dejan a miles sin acceso a la comunicación.
Sin dólares para reposición
Luis Bernardo Pérez, vicepresidente de operaciones Comerciales de Digitel, destacó que el problema va más allá de la empresa, pues aún cuando las operadoras se quedan sin brindar servicio en una zona, que puede reponerse, pero que cada día es más difícil por la limitación en el acceso a dólares para importar los equipos, el que más se perjudica es el cliente. “Imagínate una familia que necesite comunicarse con su hijo por un problema que ocurrió y, en ese momento, no dispone de servicios porque alguien se robó los cables. Piensa en una señora que tuvo un accidente en una carretera y no pueden llamar una ambulancia para poder salvarla”.
Pero a los delincuentes parece importarles poco, pues el negocio parece lucrativo. Y es que, aun cuando se pensaba que el cable de fibra no tenía valor al cortarse, la tecnología ahora permite que, con fusionadoras (en Venezuela la estatal Cantv tiene algunas), se puedan hacer los empalmes perfectos en sólo 15 minutos y, luego, a través de unas mangueras, la fibra queda lista para conectarse y usarse.
Fuentes consultadas comentaron que las autoridades deberían inspeccionar a los propios organismos del Estado, incluyendo a los que están con proyectos de Fibra óptica, así como a Universidades nuevas que requieren conexión, además de institutos del Estado y hasta el propio Pdvsa, Seniat, entre otros, pues por la crisis, muchos de los proyectos de conexión de fibra se quedaron rezagados y, es probable, que se estén usando esos cables para conectar a algunos entes del propio Estado. “Las fusionadoras se alquilan” y eso se presta para que puedan reparar la fibra robada.
Acciones tímidas
Pero no sólo eso, pues el Gobierno, que lanzó un número de teléfono para denunciar los robos de cable (0-800Antena), también debería inspeccionar las redes de fibra de los pequeños operadores de TV por cable en la provincia del país (hay más de 130), pues ellos podrían ser los principales compradores del cableado que impacta los servicios de telecomunicaciones en Venezuela.
El cableado de fibra hoy día tiene impreso el nombre de la empresa que es dueña de ésta y, con eso, bastaría para saber si el operador o institución, está cometiendo un delito que es penado por las leyes venezolanas.
En Venezuela, hoy hay más de 200 mil usuarios de diferentes zonas que no tienen servicios de telecomunicaciones por el robo de infraestructura y, a pesar de que las empresas hacen esfuerzos, es probable que muchas zonas pasen tiempo sin reactivar sus servicios.
Y es que la crisis de dólares frena el desarrollo para servicios tan vitales como las telecomunicaciones, pero en un país como Venezuela, las autoridades prefieren gastar esos limitados dólares en Ferias y espectáculos públicos con la intención de lograr desviar la atención del ciudadano ante lo que padece y, por supuesto, dejar que los servicios sigan colapsando..
Para muestra, la decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de aprobar hace unos días millones de dólares para importar unos 30 mil teléfonos para los Comités Locales de Abastecimiento del Pueblo, Clap, un dinero que debería invertirse en mejorar redes y servicios del sector, si lo que se busca es actualizarlo o, por lo menos, importar alimentos y medicinas que escasean en el país.
La infraestructura para los servicios de telecomunicaciones está en estado crítico y, aunque las operadoras no quieran asumirlo, por temor a castigos desde el Gobierno por decir la verdad, lo cierto es que, como dijo un importante ejecutivo del sector recientemente, “habla y chatea mientras puedas”, porque no se sabe cuándo el colapso llegará y los servicios sencillamente funcionarán menos que hoy día.