Blue Room ha sido puesto en marcha por la Universidad de Newcastle y la compañía Third Eye Technologies en el servicio público de sanidad en Gran Bretaña, con la intención de ayudar a las personas con autismo a superar sus miedos en situaciones cotidianas.
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Cuando la Realidad Virtual no sólo se ocupa de asuntos de ocio, sino que se pone al servicio de la Salud, aparecen proyectos tan interesantes como Blue Room, orientado a ayudar a personas con autismo, en especial a niños y adolescentes.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) tiene un origen neurobiológico y aparece desde las etapas perinatales, afectando al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Las personas que tienen TEA encuentran dificultades a la hora de comunicarse e interactuar socialmente, así como para pensar en abstracto.
“Blue Room” es una aplicación de Realidad Virtual que ha sido puesta en marcha desde la Universidad de Newcastle, en colaboración con la compañía Third Eye Technologies y que, en la actualidad, y gracias a los excelentes resultados obtenidos, está siendo utilizada por el servicio público de sanidad en Gran Bretaña (el NHS).
Se trata de una experiencia de Realidad Virtual de inmersión total, que pretende ayudar a que las personas más jóvenes con autismo puedan superar algunos de sus miedos cotidianos. En concreto, los datos dicen que 8 de cada 9 niños tratados en esta Sala Azul han sido capaces de superar completamente sus fobias.
Blue Room recrea escenarios personalizados que simulan aquellas situaciones que suponen angustia para estas personas y que poco a poco podrán superar. Cosas como la fobia a subir a un autobús lleno de gente, cruzar un puente, interactuar con un dependiente en una tienda o encontrarse con un perro en plena calle.
Los pacientes que acceden a esta habitación estarán rodeados de imágenes con las que podrán interactuar sin necesidad de utilizar auriculares o lentes de Realidad Virtual, algo que podrían encontrar agobiante.
Pueden moverse alrededor de la escena mediante controles a través de un iPad, interactuando y navegando en el escenario como deseen, de manera que podrán controlar lo que les rodea. Al mismo tiempo serán observados por sus padres a través de un video para que éstos puedan ver las técnicas utilizadas para ayudar a sus hijos.
Las escenas recreadas en la Sala Azul son flexibles, lo que significa que podrán ser construidas progresivamente en complejidad y nivel de ruido. Esto permite una exposición gradual y supone un elemento de control que no es posible lograr en la vida real.
Además, en la Blue Room estas personas estarán acompañados en todo momento por un psicólogo que les ayudará en los momentos en los que puedan sentirse más inseguros o estresados, realizando ejercicios de respiración y relajación.