Google podría dar un gran paso en su estrategia de Android: fabricar su propio teléfono. Ello podría ser una victoria para los puristas de Android, pero potencialmente una tiro de gracia para el resto de sus socios de hardware.
Ya se ha dicho que Google podría además estar buscando desarrollar su propio procesador, lo que significa que se quieren ir con todo y construir su propio smartphone al 100 por ciento.
Según The Information, Google está teniendo discusiones internas sobre esta idea. No sería soporendente que Google opte por realizarlo. La compañía ya tiene experiencia fabricando su propio hardware gracias a la Chromebook Pixel y la nueva tableta Pixel C.
Paralelamente, con los Nexus, Google se une a otros fabricante de hardware, granatizando una participación con varios fabricantes de equipos.
Pero este último rumor se suma a un reciente informe donde se señala que Google está en conversaciones para diseñar su propio procesador. Según el artículo, la construcción de su propio teléfono es mucho más que un debate interno que una estrategia concreta. Eso es probablemente porque tomar esta ruta estaría cargada de consecuencias para las relaciones de la compañía con otros socios de hardware.
Por ejemplo, Samsung encontraría que Google compite con ellos de manera más directa. La analogía del mundo real más cercana es el caso de la Surface de Microsoft, mientras que es un negocio rentable, y es que la compañía de Redmond ha tenido que dar masajes a su relación con otros fabricantes de PC.
La historia detrás de la historia: Google no tiene el control que quisiera sobre Android. aunque se supondría que debe ser así, ya que a Google le gusta señalar a Android como “abierto” para todo el mundo. Pero esa visión ha mordido a la compañía de muchas maneras, debido a que los fabricantes de hardware tienen la libertad de personalizar el sistema operativo y reemplazar, o restar importancia a los servicios de Google, algo que golpea la fuente de ingresos de la compañía.
La construcción de su propia línea de teléfonos podría permitir a Google llevar Android puro a más usuarios, y reducir la fragmentación de Android. También puede ser una estrategia para construir un teléfono de muy bajo costo para servir en los mercados donde se comercializa Android One, donde ese programa ha sido menos exitosa que lo que Google espera.