Por un lado, los vehículos aéreos no tripulados, o drones, nos han regalado imágenes espectaculares de nuestras ciudad y planetas; por otro, los ejércitos del mundo los utilizan para extender el alcance de sus acciones bélicas. Pero qué tal si te decimos que los drones pueden ser una solución para impulsar el desarrollo de las ciudades congestionadas y comunidades aisladas.
Este artículo fue publicado originalmente en Factory PYME
Y sobre esto justamente hablamos con Paola Santana, con fundadora y directora operativa de Matternet, una compañía que viene desarrollando desde 2011 el primer drone comercial exclusivamente diseñado para el transporte, y que recientemente ha sido reconocida por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como una de las innovaciones más destacables en el evento Idear Soluciones para Mejorar las Vidas en Ciudades, gracias al Matternet ONE, el primer drone creado exclusivamente para el transporte.
“Un reconocimiento como este hace que la gente empiece a hablar de las soluciones para hacer de nuestras ciudades entornos más sostenibles –dice Paola Santana, de Matternet-.Pero el punto no es solamente decir que tenemos Innovación, sino también aclarar cómo estas tecnologías van funcionar en la vida real. Cómo van a impactar en la vida de cada individuo en su cotidianidad. Cómo va a mejorar su vida.”
El reconocimiento del BID a Matternet eleva la conversación sobre los drones, llevándola desde su percepción como juguetes costosos y armas bélicas, a la importancia del uso de estos aparatos como un servicio social.
¿Qué es Matternet?
Como dijimos, Matternet viene desarrollando desde 2011 una solución integrada de drones específicamente para transporte. Hardware y software combinado capaces de llevar cargas de hasta 2 kilogramos en distancias de unos 20 kilómetross. Por un lado fabrican sus propios drones, los Matternet ONE, y por otro desarrollan todo el sistema de aplicaciones necesarios para volarlos. Generando una plataforma fácil y amigable.
Paola Santana aclara que Matternet surgió para responder la pregunta sobre si es posible crear un sistema de transporte que no dependiera de la infraestructura terrestre actual. “Entonces vinimos con la solución y lo utilizamos en zonas rurales que están desconectadas, y no tienen acceso a calles y carreteras”, dijo.
Pero Matternet se encontró con la realidad que este tipo de problemas también existen en ambientes urbanos. Esas ciudades y megaciudades congestionadas que, aunque tiene una gran infraestructura de comunicación, este ya ha reducido al mínimo su escalabilidad.
“Nos dimos cuenta que estábamos frente a una solución no solo para problemas de los países subdesarrollados y zonas rurales, sino que el mundo necesita un nuevo sistema de transporte y creemos que Matternet puede ser ese sistema”, asegura Santana.
El sistema de Matternet ya se ha puesto a prueba en zonas rurales de países como Haití, República Dominicana, Bután Papúa Nueva Guinea. Trabajando de la mano con entes gubernamentales, así como organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras y la Organización Mundial de la Salud.
Adicionalmente, Matternet ha conseguido entrar en zonas más desarrolladas, tal es el caso de Suiza, donde han conseguido una certificación de la Aviación Civil Sueiza para operar drones comercialmente. Esto, convierte a Matternet en la única operadora del mundo cuyas operaciones y drones, tiene certificación de una agencia de aviación civil.
Más allá de juguetes y armas de guerra
Paola confiesa que no ha sido fácil desprenderse de la percepción que tienen los drones hoy en día, que se les vea como armas u objetos espías.
“En nuestro caso, como creadores y pioneros en el uso de redes de drones para transporte, tenemos un principio muy claro: solamente trabajamos con organizaciones que tenga sus principios, misión y valores alineados con el desarrollo social. Lo único que nosotros hacemos es transporte. Estamos haciendo en este momento en transporte elementos médicos, diagnósticos medicinas utensilios”, afirmó Santana.
La compañía trabaja para conseguir que las personas se sientan seguras mientras utilizan su sistema de drones.
- ¿Las rutas de vuelo son pre establecidas o las diseñan los usuarios?
- Esa es una de las funciones principales de nuestro software de Inteligencia artificial. Cuando un usuario tiene que enviar una carga con uno de nuestros drones, su única preocupación es que llegue del punto A al punto B, sin tener te pensar en la ruta o por volar el drone.
Nuestro software se encarga de recibir la instrucción, analizar la distancia de la ruta, el peso de la carga, las rutas de vuelo posible; en suma, el software toma en cuenta 60 tipos de variables, y selecciona la mejor ruta de acuerdo a esta información. Por ejemplo, los drones no vuelan cerca de zonas restringidas, de aeropuertos, o sobre zonas sensibles como escuelas o parques, así como también evita los lugares con mal tiempo.
Pero eso es una función del software nuestra solución no es solamente el drone, el hardware que va a ejecutar la misión, es también software inteligente que le da al drone la instrucción.
Actualmente Matternet tiene en operación 5 drones en rutas en Suiza, y esperan tener un flota de 20 drones totalmente certificados para finales de año. Y para el año que viene podrían tener 5 redes alrededor del mundo con entre 10 y 50 drones cada una.
La falta de regulación como principal obstáculo
Santana reconoce que el primer obstáculo es la regulación, o mejor dicho, la falta de esta. Para ella, el desarrollo de iniciativas comerciales e industriales para el uso de drones no es posible en un entorno carente de normas.
“Mientras menos regulaciones existan, menos se sabe de estos sistemas, y menos sabe los entes de aviación de esos sistemas. Y mientras no se sepa qué tipo de estándares deben requerirse a una compañía de drones, el sistema industrial no avanza porque no sabe con qué parámetros se deben operar, por lo que las compañías no se atreven a crear sistemas”, apunta Paola Santana.
Sin embargo, Santana agrega que están trabajando con muchas organizaciones de aviación civil para ayudarles a escribir sus reglas. “Es un trabajo arduo, es un reto importante, pero que se resolverá en los próximos dos o tres años”, acota.