Liderazgo, esfuerzo, sacrificio, tenacidad, la capacidad para superar derrotas, eso y aprender a trabajar en equipo, son cualidades que todo deportista debe conjugar para obtener la victoria; no obstante también son necesarias para que los directivos lleven al éxito sus empresas.
Un ejecutivo y un deportista pueden parecerse poco a simple vista, sin embargo, el mundo del deporte y el empresarial comparten más de lo que puede parecer. Y del primero pueden tomarse ejemplos que permitan un mejor desarrollo de la labor empresarial. La primera capacidad del deporte que deben adoptar los CEO, según Hays, es la de delegar. Los grandes equipos y figuras deportivas tienen gerentes y entrenadores que delegan de manera muy brillante. Son líderes que saben dar el papel adecuado a cada miembro del equipo, definir claramente sus tareas y prepararles para rendir al máximo de sus capacidades. Los CEO deben capacitar a los equipos por los roles y responsabilidades delegadas para asegurar que cada tarea recibe el foco y la dedicación que merece.
La segunda enseñanza es la necesidad de cuidar el talento dentro y fuera del terreno de juego. Las empresas deben ofrecer a sus empleados una red de apoyo que asegure que su talento se desempeña bien y consistentemente. No basta con contratar a los mejores talentos en todas las funciones y disciplinas, hace falta también crear un entorno en el que puedan prosperar, se concentren y tengan éxito.
Conocer al competidor, sin obsesionarse, es otra de las lecciones. Cuando una empresa fracasa debe entender el porqué sin perder de vista sus propias fortalezas durante el proceso. Así, en las empresas una parte del equipo tiene que dedicar su tiempo y energía a saber qué es lo que están haciendo sus competidores, el resto debe concentrarse en ser el mejor en el negocio.
La fuerza del carácter es un factor decisivo para el éxito. Un líder no sólo debe ser capaz de aprender de los errores, también debe ser capaz de resurgir de ellos, lo que exige una gran fortaleza de carácter. Ser un buen líder es mucho más que ser el corredor más rápido o el mejor estratega, tiene que ser mentalmente fuerte para tomar las decisiones correctas en situaciones de máxima presión, para aprender del fracaso y recuperarse de él.
La última gran enseñanza que ofrece el deporte a los CEO, según Hays, es que los grandes triunfos son el resultado de pequeñas victorias en el camino. Victorias que hay que celebrar y disfrutar también para mantener al equipo en la pista y motivarle para trabajar en pro de la próxima gran victoria.