Algunas ciudades de la región ya están dando el paso. Unas, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, aprovechan ser la sede de grandes eventos mundiales para dar grandes pasos en pro de ‘aumentar su cociente intelectual’. Knowledge Economic City (KEC, o Ciudad del Conocimiento Económico), situada a pocos kilómetros de Medina en Arabia Saudita, es un proyecto nacido en 2006 en el que el gobierno ha invertido 7.000 millones de dólares y se está convirtiendo en un ejemplo para el mundo y en un centro de conocimiento, desarrollo económico y social. Actualmente es uno de los mejores exponentes del concepto de ciudad inteligente en el planeta, diseñado para desarrollar el talento humano de sus ciudadanos y para posicionar a Arabia Saudita, históricamente dependiente del petróleo, en industrias del conocimiento. Al estar ‘terminada’ en 2020, se estima que generará más de 20.000 empleos, albergará unos 150.000 habitantes y contará con un parque tecnológico, un inmenso centro de negocios, amplias zonas educativas y científicas. Por otro lado, ciudades como Songdo (Corea del Sur), son también un ejemplo de comunidad inteligente y conectada por su infraestructura y sus sistemas para organizar la vida de la ciudad y sus habitantes de una manera más eficiente. ¿Podríamos tener una ciudad de este tipo en Latinoamérica? Estos casos implican inversiones de muchos millones de dólares impensables en las economías de la región, y además se trata de ciudades creadas desde cero. Sin embargo, es posible transformar lo caótico en centros urbanos inteligentes y conectados. No es una tarea fácil y ciertamente representa un esfuerzo titánico tanto para gobiernos nacionales y locales, como para la empresa privada y los propios ciudadanos, pero los beneficios que representa esta evolución, tanto económicos como sociales y culturales, son de tal magnitud que las sociedades deben aceptar el desafío. Un esfuerzo de todos Algunas ciudades de la región ya están dando el paso. Unas, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, aprovechan ser la sede de grandes eventos mundiales para dar grandes pasos en pro de ‘aumentar su cociente intelectual’. Si bien en ciertas realidades se torna casi imposible transformar ciudades radicalmente, debemos fijarnos en ejemplos como los de Guayaquil y Quito (en Ecuador), que ya han avanzado en interconectar e implementar tecnología en sus sistemas de transporte, seguridad, salud y educación. Cisco, la empresa de hardware de comunicaciones, trabaja con gobiernos alrededor del mundo, incluyendo Latinoamérica, para ayudar en la transformación de ciudades por medio de la tecnología. La compañía cree que la transformación de las grandes ciudades en inteligentes –y sostenibles– no solo las beneficiará a ellas mismas y a sus habitantes, sino también a los países de los que ellas hacen parte y al planeta en general. Es así como el esfuerzo en conjunto (Gobierno y empresa privada) cobra un significado importante. La situación en las ciudades no es fácil y algunas cifras muestran que ser interconectadas e inteligentes, más que una opción, será una obligación para que las grandes ciudades logren un balance de lo económico, lo social y lo ambiental. Cisco ve una ciudad inteligente como aquella que tiene una infraestructura tecnológica y de comunicaciones común para enfrentar, con soluciones avanzadas, frentes como la seguridad ciudadana, el gobierno, los retos del transporte, la salud, la educación, los servicios públicos, los mecanismos de emergencia y las edificaciones, en la que gobiernos, entidades y empresas son más eficientes y los ciudadanos pueden elevar su calidad de vida.
Algunas ciudades de la región ya están dando el paso. Unas, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, aprovechan ser la sede de grandes eventos mundiales para dar grandes pasos en pro de ‘aumentar su cociente intelectual’. Knowledge Economic City (KEC, o Ciudad del Conocimiento Económico), situada a pocos kilómetros de Medina en Arabia Saudita, es un proyecto nacido en 2006 en el que el gobierno ha invertido 7.000 millones de dólares y se está convirtiendo en un ejemplo para el mundo y en un centro de conocimiento, desarrollo económico y social. Actualmente es uno de los mejores exponentes del concepto de ciudad inteligente en el planeta, diseñado para desarrollar el talento humano de sus ciudadanos y para posicionar a Arabia Saudita, históricamente dependiente del petróleo, en industrias del conocimiento. Al estar ‘terminada’ en 2020, se estima que generará más de 20.000 empleos, albergará unos 150.000 habitantes y contará con un parque tecnológico, un inmenso centro de negocios, amplias zonas educativas y científicas. Por otro lado, ciudades como Songdo (Corea del Sur), son también un ejemplo de comunidad inteligente y conectada por su infraestructura y sus sistemas para organizar la vida de la ciudad y sus habitantes de una manera más eficiente. ¿Podríamos tener una ciudad de este tipo en Latinoamérica? Estos casos implican inversiones de muchos millones de dólares impensables en las economías de la región, y además se trata de ciudades creadas desde cero. Sin embargo, es posible transformar lo caótico en centros urbanos inteligentes y conectados. No es una tarea fácil y ciertamente representa un esfuerzo titánico tanto para gobiernos nacionales y locales, como para la empresa privada y los propios ciudadanos, pero los beneficios que representa esta evolución, tanto económicos como sociales y culturales, son de tal magnitud que las sociedades deben aceptar el desafío. Un esfuerzo de todos Algunas ciudades de la región ya están dando el paso. Unas, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, aprovechan ser la sede de grandes eventos mundiales para dar grandes pasos en pro de ‘aumentar su cociente intelectual’. Si bien en ciertas realidades se torna casi imposible transformar ciudades radicalmente, debemos fijarnos en ejemplos como los de Guayaquil y Quito (en Ecuador), que ya han avanzado en interconectar e implementar tecnología en sus sistemas de transporte, seguridad, salud y educación. Cisco, la empresa de hardware de comunicaciones, trabaja con gobiernos alrededor del mundo, incluyendo Latinoamérica, para ayudar en la transformación de ciudades por medio de la tecnología. La compañía cree que la transformación de las grandes ciudades en inteligentes –y sostenibles– no solo las beneficiará a ellas mismas y a sus habitantes, sino también a los países de los que ellas hacen parte y al planeta en general. Es así como el esfuerzo en conjunto (Gobierno y empresa privada) cobra un significado importante. La situación en las ciudades no es fácil y algunas cifras muestran que ser interconectadas e inteligentes, más que una opción, será una obligación para que las grandes ciudades logren un balance de lo económico, lo social y lo ambiental. Cisco ve una ciudad inteligente como aquella que tiene una infraestructura tecnológica y de comunicaciones común para enfrentar, con soluciones avanzadas, frentes como la seguridad ciudadana, el gobierno, los retos del transporte, la salud, la educación, los servicios públicos, los mecanismos de emergencia y las edificaciones, en la que gobiernos, entidades y empresas son más eficientes y los ciudadanos pueden elevar su calidad de vida.