Capacidades más altas, desempeño más rápido y precios más bajos ayudan a que las unidades de disco transistorizadas se conviertan en opciones viables para el uso cotidiano.
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Veloces y espaciosas unidades SSD (del inglés solid state drive o unidades de estado sólido) de Corsair, Intel, Patriot, Samsung y Super Talent (de izquierda a derecha). El modelo de Intel encabeza el grupo en las pruebas de desempeño.
Casi todos hemos escuchado exagerar sobre las unidades de disco transistorizadas, pero recién ahora es que empezamos a ver a las SSD afianzarse como opciones de almacenamiento para el uso cotidiano.
El Centro de Pruebas de PC World evaluó ocho SSD y halló que variaban mucho en desempeño entre ellas, así como al compararlas con modelos de disco duro magnético.
Hasta la llegada de las SSD, el almacenamiento de la PC se basaba en la tecnología de disco duro magnético, que usa numerosas piezas móviles (incluyendo un motor de rotación, un ensamblado de accionador y cabezales de lectura/escritura que flotan 10 nanómetros sobre el plato giratorio).
El almacenamiento de SSD, por el contrario, consiste en chips de memoria NAND flash. La ausencia de piezas móviles en la tecnología SSD le otorga varias ventajas sobre las unidades de disco regulares. Primero, las SSD son más resistentes a los golpes que las unidades de disco duro magnético; las SSD tiene menos problemas potenciales de fallo mecánico y son capaces de resistir sacudidas e impactos súbitos. Segundo, las SSD son silenciosas y por lo tanto excelentes para las PC instaladas en residencias. También generan menos calor y usan menos energía, así que no necesitan de ventiladores, lo cual contribuye a su operación silenciosa comparada con el zumbido de una unidad de disco duro. Por último, debido a sus tamaños reducidos las SSD pueden caber en espacios apretados.
Dicho esto, las SSD de hoy se adhieren a los mismos tamaños de disco actuales de 1,8 y 2,5 pulgadas, y por lo general usan los mismos conectores que las unidades de disco duro (primero Parallel ATA, ahora Serial ATA-300). Una SSD puede caber en una portátil o en un chasis de escritorio usando las normas existentes de la industria; como resultado, los compradores pueden considerar una SSD como una opción, no como un requerimiento. Los compradores deberían pensar en las SSD no como reemplazos de las unidades de disco duro sino como complemento de los mismos.
En términos de precio, las SSD actuales tienen muy pocas esperanzas de competir con las unidades de disco estándares. Espere pagar más de US$2,75 por GB para una SSD, comparado con US$0,50 por GB para una unidad de disco duro regular. La capacidad también permanece relativamente limitada: el nivel más alto para las SSD media es de 256GB. (Algunos modelos llegan a 500GB e incluso 1TB, pero tienen costos estratosféricos y vienen en un chasis de 3,5 pulgadas. Debido a esa limitación, los fabricantes de SSD no pretenden atraer a los usuarios con necesidades de almacenamiento grande; los compradores que necesitan alta capacidad deben optar por unidades de disco estándares que ofrecen más del triple del espacio que una SSD y a una fracción del precio. (Otra posibilidad para los propietarios de computadoras de escritorio sería emplear una SSD como el volumen de inicio primario para sus aplicaciones y el sistema operativo, y utilizar una unidad de disco duro regular, más espaciosa, para almacenar datos).
A pesar de sus desventajas, las SSD se abren camino a la masificación debido a la proliferación de modelos y a la reducción de precios durante el año pasado a consecuencia mayor competencia y mejoras en los procesos de producción. Notablemente, Intel que estrenó recientemente una memoria de celda NAND flash con múltiples niveles de 34nm, más pequeña y económica.