Con frecuencia, la gente supone que sus actividades en línea son visibles solamente al círculo pequeño de amigos. Pero resulta que ese círculo no es tan pequeño después de todo.
En los últimos 30 años, he empleado a muchas personas: escritores, editores, productores, empleados temporales, becarios, incluso al artista ocasional. La mayoría de ellos han resultado ser empleados extraordinarios; otros… bueno, nadie es perfecto. A pesar de seguir las mejores prácticas durante la entrevista, hacer todas las preguntas correctas y comprobar referencias, ha veces he encontrado que el empleado y el trabajo no hacen una buena pareja. El resultado es una desigualdad que nadie podía haber anticipado.
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ESO ES LO QUE YO SOLÍA PENSAR
Los medios sociales, desde Facebook hasta Flickr, han ampliado la huella digital de todo el mundo, eliminando nuestro anonimato y convirtiéndonos a muchos de nosotros en figuras públicas—o semipúblicas. Esto puede trabajar a su favor, si usted busca un trabajo, una cita o ser admitido en una universidad. También puede sabotear sus oportunidades. Déjeme contarle una historia.
En una posición previa, no hace muchos años, yo tenía que contratar a un productor de la Web. Era una posición de nivel básico que necesitaba menos las habilidades específicas que la ambición, la madurez, la soltura con las redes sociales y (más importante) la cabeza. Yo publiqué el trabajo en Craigslist y recibí la obligatoria avalancha de currículos, de los cuales, finalmente identifiqué a cinco candidatos calificados.
Una ronda preliminar de llamadas telefónicas a los candidatos—que es un primer contacto más que una entrevista—redujo el campo a cuatro (un candidato terminó aceptando otro trabajo). El resto de los solicitantes reunían los requisitos necesarios y una persona, vamos a llamarlo “Guillermo”, fue particularmente impresionante. Él tenía una experiencia periodística sólida en el colegio; era muy agradable por teléfono; había sido becario en un sitio bien conocido de la Web y había escrito relatos humorísticos para otro. Me dio la impresión de que Guillermo pronto estaría trabajando para mí.
Pero primero, comencé a husmear por la Web para ver si había alguna información disponible públicamente sobre Guillermo que pudiera afectar mi decisión. Enseguida encontré su blog personal, que había diseñado inteligentemente, que mantenía regularmente y estaba bien escrito. Comprobado. En otras búsquedas encontré artículos que él había escrito para el periódico de su colegio. Comprobado. El había cambiado su configuración de privacidad en Facebook para revelar poca información, lo que sugería su conocimiento de la dinámica de las redes sociales. Comprobado. Una búsqueda de su nombre en Twitter arrojó su nombre y perfil en Twitter, que eran público. Hasta ahora, todo bien.
PROBLEMAS EN LA CARRETERA
Pero cuando revisé sus tweets, encontré un vínculo a un vídeo de YouTube que él había colgado, donde aparecía junto con sus compañeros conduciendo por un barrio mientras bebían, riéndose a carcajadas y gritando por la ventana. Mala señal. La cualidad número uno que yo buscaba era la inteligencia y Guillermo había colgado un vídeo en la Internet esencialmente anunciado su falta de buen juicio. Cuando mis investigaciones en línea de los otros candidatos no encontraron ningún lapso similar de sentido común, deseché el currículo de Guillermo.
Ahora, este tipo de investigación podría parecer algo extraña. Pero un empleador prospecto sería negligente si no aprovechara estas herramientas disponibles fácilmente. Si se usan con prudencia, pueden proveer conocimientos sobre las habilidades de un candidato, su forma de ser y su ética de trabajo—cualidades de gran importancia para un empleo potencial. Como gerente, usted anda en busca de un empleado, no un compañero de copas. Así que enfóquese en los detalles pertinentes al trabajo: no en el tipo de música que le gusta, ni por quién votaron, o lo que hacen—ni con quién—el sábado por la noche.
Similarmente, como solicitante, reconozca que sus acciones en línea son material de conocimiento público que puede ser usado a su favor o en su contra. Mira donde pise en línea y no suponga que lo hace anónimamente. Muchas veces no lo es.
Por suerte, usted puede participar en las redes sociales en línea sin exponerse demasiado. El experto en medios sociales, Christopher Nulls, ha recopilado una colección de consejos de privacidad en “Cómo evitar desastres en Facebook y Twitter” (vea la página 93). Si quiere permanecer razonablemente privado y aislarse de los jefes curiosos, actuales y futuros, siga los consejos de Null.
Y ya que está en eso, por favor no beba y maneje.
-Steve Fox