Es probable que necesitemos repensar completamente eso que llamamos la Internet
No puedo decir cuando comenzó, pero empezó a ser visible hace un par de años, irónicamente casi al mismo tiempo que comenzó a intensificarse el debate sobre “la neutralidad de la Red”. Y ahora puede ser lo que ponga en duda ese concepto mucho mas publicitado. ¿De qué se trata? De la noción de que probablemente debamos repensar completamente lo que actualmente conocemos como la Internet.
David D. Clark, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), alertó sobre los problemas de la Internet en el año 2004. Su mayor preocupación es la seguridad, un aspecto de la Internet que preocupa a todos. Clark siente que la Internet tiene un problema de seguridad intrínseco que debe ser resuelto de manera fundamental, no sólo agregando soluciones de seguridad en los bordes. Mis proyecciones parecen corroborar su preocupación: si los costos de seguridad continúan aumentando como ahora y los costos de la banda ancha continúan descendiendo al ritmo actual, alcanzaremos un punto a principios de la próxima década en que gastaremos más en seguridad que en conectarnos a la Internet.
Clark también cuenta una divertida anécdota acerca de un profesor que le hizo notar que la Internet había olvidado el más importante de los protocolos. “¿Cuál es?”, preguntó Clark, deseoso de trabajar en una solución para tal problema. El profesor le contestó: “¡El que enruta el dinero!” Esto hace resaltar el segundo problema; la Internet puede ser el único ejemplo de “cobrar y conservar” que exista en cualquier sistema de venta al detalle del mundo.
¿Qué pasaría si las aerolíneas del mundo permitieran volar a sus pasajeros de acuerdo con un modelo donde la primera aerolínea que recibe al pasajero le vende un boleto para la primera parte de su viaje y se queda con todo el dinero, pero el pasajero es capaz de abordar conexiones de otras aerolíneas y volar a donde quiera? Podemos apostar a que esas otras aerolíneas le brindarían, cuando más, un servicio muy limitado y muchas dejarían de funcionar. La negociación es parte de cualquier cadena de abastecimiento al por mayor o al detalle y de cualquier servicio de telecomunicaciones, excepto la Internet. Desde mediados de los 90, los mismos ISP estaban diciendo que no se puede garantizar la calidad de servicio [QoS] de la Internet porque no toda la cadena de abastecedores involucrados en el flujo de la Internet podía ser compensada adecuadamente por realizar su función.
Clark no es el único que dice que se necesita algo nuevo; de hecho, el tema está siendo reflejado incluso en los medios de prensa importantes. El Philadelphia Inquirer publicó un artículo el mes pasado titulado “Borrón y cuenta nueva para redefinir la Internet”. Allí se citaba al profesor Dipankar Raychaudhuri, de la Universidad de Rutgers, que dijo que la Internet “fue diseñada con unas suposiciones completamente diferentes” y que “es una especie de milagro que continúe funcionando tan bien”.
El artículo en cuestión provoca aun mayores inquietudes, todas originadas por un diseño que refleja las restricciones de principios de los 70. La computación de esa época estaba basada en mainframes monolíticos y terminales sin inteligencia. La tecnología y los requisitos de los programas han ido más allá de este modesto inicio. ¿Se ha detenido el tiempo en el mundo de las redes? Si no es así, la misión de la Internet también debe haber cambiado, al igual que la tecnología que la sustenta.
Pero hay más que esta conmoción mediática y los discursos aislados. La Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF en inglés), así como ciertos proyectos en la Unión Europea, están investigando nuevas arquitecturas para la Internet. El foro IPsphere ha atacado el problema de cómo capacitar todos los posibles modelos de negociación y cobro en redes IP y redes mixtas de TI, Ethernet y tecnologías ópticas. Es difícil predecir con qué rapidez avanzarán estos procesos, pero es claro que aumenta la intención de evaluar muchas de las propiedades y diseños básicos de la Internet
Cómo señala el artículo del Inquirer, no será tan fácil rediseñar la Internet como fue diseñarla originalmente. No existían aplicaciones comerciales en los años 70, no había usuarios pidiendo a gritos cambios en los servicios y no había vendedores con intereses que proteger. Hay dudas legítimas acerca de si es mejor tener el enfoque de “borrón y cuenta nueva” que algunos proponen o un esquema más adaptativo, como sugiere el foro IPSphere. Es muy probable que la “Internet” del futuro tenga que aceptar los navegadores del presente y otras herramientas y dispositivos para consumidores que existen actualmente, por lo que los cambios deberán realizarse más profundamente en su núcleo, donde no tengan un impacto directo en el usuario.
Algunos signos de estos cambios ya pueden estar apareciendo. British Telecom, cuyo proyecto de convergencia 21CN es el más ambicioso jamás intentado, ha informado recientemente a sus proveedores que tendrán que ofrecer compatibilidad con el llamado Transporte Troncal de Proveedores (PBT, por sus siglas en inglés), una arquitectura de interconexión de redes basada en Ethernet, además del protocolo IP. Muchos creen que PBT es una amenaza a IP/MPLS, que ha sido el eje de las estrategias de convergencia de los fabricantes de enrutadores. Lo más significativo acerca de PBT, sin embargo, es que puede convertirse en la primera tecnología que no es IP y que se pueda utilizar ampliamente para llevar tráfico IP.
La Internet es una de las innovaciones técnicas más importantes de la época moderna y los cambios en su funcionamiento tendrán una repercusión duradera. Estamos probablemente en la cúspide de un período de grandes cambios. Tarde o temprano, estos cambios seguramente harán que todo sea mejor, pero habrá escollos y barricadas en el camino que los fabricantes de tecnología –y los usuarios– deberán superar.
-Thomas Nolle, Network World
Nolle es presidente de CIMI Corp., una firma de evaluación de tecnología radicada en Voorhees, N.J., EE.UU. y escribe la columna “Reality Check” en Network World. Se le puede escribir a [email protected]
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