Pero tome algunas precauciones cuando lo compre en la Internet.
Recientemente tuve que reinstalar una gran cantidad de aplicaciones en la PC de mi trabajo, después de realizar una instalación limpia de Windows Vista. Me tomó casi todo el día lograr que mis paquetes más importantes volvieran a funcionar. Y, semanas más tarde, todavía estaba reinstalando algún que otro juego o herramienta que me ayuda a pasar el día. Al final, sin embargo, me sorprendió ver lo bien que había salido todo, y lo poco que necesité los CD o DVD para resucitar los programas.
Prácticamente todo lo que necesité fue bajar algunas cosas desde los servidores corporativos de PC World, desde la carpeta Downloads en mi unidad de disco duro, o desde la Web. Casi nada venía en disco, lo cual seguramente hubiera sido el caso varias años atrás. Esto me llevó a preguntarme: ¿estamos presenciando el final de la era del software en paquete de celofán? Si ocurre algún desastre ¿sería mejor tener los discos, o basta con lo que ha bajado?
Algunas personas simplemente se sienten más cómodas usando los discos, y en algunos casos, con razón. “Ellos quieren el CD-ROM por si pasa algo o tienen que iniciar desde el CD”, dice Chris Swenson, director de análisis de la industria de software para el NPD Group, que investiga las ventas de software. Otros podrían no tener espacio en sus unidades de disco duro para almacenar muchos archivos de instalación. Pero, frecuentemente, bajar el software tiene más sentido que obtenerlo en discos.
La tienda que nunca cierra
La banda ancha hace posible que las personas bajen programas grandes que nunca se les hubiera ocurrido obtener por una conexión de línea telefónica. Y a medida que crece el número de programas disponibles electrónicamente, más compañías y clientes están olvidándose de los discos. Hasta Microsoft está adoptando la tendencia, con un programa de ensayo para bajar su nuevo conjunto de software Office 2007. Adobe ahora vende electrónicamente su línea completa de software para la creación de contenido, y aunque la compañía no reveló qué porcentaje de las ventas representan los programas bajados de esa forma, ese negocio está creciendo definitivamente, dice Mark Floisand, director de comercio directo de la compañía a escala mundial. Mientras tanto, el 45 por ciento de los clientes que compra una edición de Intuit QuickBooks lo baja desde Internet, dice Heidi Jackman, administradora de ventas para el sitio. Y con un tamaño de 430MB, bajar QuickBooks no es un proceso trivial: Intuit estima que el tiempo para hacerlo varía entre 20 y 45 minutos a través de banda ancha. Mientras tanto, Adobe Creative Suite requiere más de 5GB de espacio en un disco duro, lo que significa que es un proceso muy dilatado aun con una conexión de banda ancha. Con archivos tan grandes, a usted le podría convenir usar un administrador de descargas (si la tienda del fabricante del software se lo permite) con el cual podrá reanudar la transferencia sin tener que comenzar de nuevo (por ejemplo, si se cae su conexión de Internet). Para este propósito, mi colega Erik Larkin recomienda LeechGet (http://www.leechget.net), una herramienta gratuita que trabaja con los principales navegadores de Internet.
Muchos paquetes de Adobe en paquete de celofán vienen con manuales impresos bastante grandes. Pero si usted compra el software y lo baja desde Internet, solamente recibirá el manual en forma electrónica (como un PDF). Adobe está dispuesto a enviar un manual impreso a los compradores que bajan el producto, pero a un costo de US$35 a US$50 por algo que los compradores del producto en paquete de celofán reciben gratis. En este caso, yo preferiría la gratificación instantánea y optar en su lugar por la caja con los discos y el manual.
Si usted quiere tanto la conveniencia del programa bajado electrónicamente como la seguridad de tener medios físicos en su gabinete, tal vez pueda comprar discos de instalación de repuesto. Intuit cobra US$10 para cubrir los costos de manejo y envío; y Adobe carga entre US$10 y US$20, según el número de discos que el producto requiera.
Registros digitales
Si su unidad de disco duro falla, usted realmente podría tener más opciones para reinstalar el software que ha bajado desde la Internet que para reemplazar las versiones que vienen en paquete de celofán. Eso es porque la mayoría de las compañías mantienen registros del software bajado por sus clientes. Así que aun cuando pierda la clave del producto que el vendedor incluyó con el software cuando lo compró, probablemente podrá lograr que la compañía le consiga un reemplazo gratuito, generalmente accediendo a la cuenta que estableció como cliente para bajar el programa. Cuando perdí el juego Zuma Deluxe de PopCap al instalar mi Windows Vista, no podía encontrar la clave del producto. Así que envié un mensaje por correo electrónico a PopCap y recibí una clave en menos de 24 horas.
Por supuesto, si hubiera comprado el juego en CD, no hubiera tenido que esperar 24 horas para reinstalarlo, pero de haber perdido el CD probablemente nunca me enviarían una copia gratuita de reemplazo porque PopCap no tendría noción de mi compra a menos que yo hubiera registrado el software (registrar un producto es distinto a su activación, por supuesto; la activación simplemente verifica que el software que se va a instalar no se ha instalado ya en otro sistema, es decir, no le identifica a usted ante el vendedor).
Intuit requiere que todos los usuarios de QuickBooks, tanto si lo compran en una caja como si lo bajan desde la Internet, se registren dentro de 30 días de la instalación del producto. Si luego ocurre una catástrofe –ya sea un fallo de la unidad de disco duro o un fuego– Intuit reemplazará el software, no importa en la forma que fue adquirido. Usted lo podrá bajar gratuitamente, o pagando alrededor de US$10 por un disco de reemplazo. Cualquiera de las dos opciones es preferible a tener que pagar por una licencia nueva.
Si baja el software de Adobe, no tendrá que registrarse por separado para proteger su inversión porque usted ya está en el sistema. La compañía no requiere que los compradores de sus productos que se venden en paquetes de celofán se registren, pero tómese el tiempo para hacerlo porque si pierde sus CD o DVD, esa inscripción es su único remedio. Aun cuando registre una versión envuelta en paquete de celofán, tendrá que pagar de US$10 a US$20 y esperar por el envío de los discos de reemplazo (sin embargo, Floisand dice que la compañía está considerando permitir a esos usuarios crear cuentas en el Centro de descargas).
De todos modos, no interprete la disposición de la compañía de mantener un registro de su compra como una garantía absoluta, porque las compañías con frecuencia pierden las cuentas de los clientes. Para la mejor protección de todas, mantenga sus números de serie, clave de activación, números de cliente y otra información especial en un lugar –por ejemplo, en una hoja de cálculo de Excel en su unidad de disco duro– y entonces guarde una copia del documento en otra parte, como en una unidad USB, una unidad de disco externa, o incluso en un mensaje de correo electrónico guardado en la Web.
¿Deben evitarse los productos en paquetes de celofán?
Antes de decidirse si baja el software desde Internet o compra una copia envuelta en paquete de celofán, averigüe cuáles serían sus opciones en casos de emergencia. ¿Mantendrá el vendedor un registro de su compra electrónica y le dará una clave de reemplazo si pierde la original? O viceversa, si usted compra y registra el paquete envuelto celofán, ¿podrá bajar una copia o conseguir discos de reemplazo si pierde sus originales?
Si el archivo no es demasiado grande y no hay que tener en cuenta la existencia de un manual voluminoso, yo generalmente preferiría bajarlo desde la Web. ¿Quién necesita todos esos discos ocupando espacio en los anaqueles? Lo que necesito son libros reales… al menos hasta que me acostumbre a sus versiones electrónicas.
-Yardema Arah