Las compañías están tratando de cambiar los acuerdos actuales, y eso es una mala noticia para usted.
¿Compraría usted una tostadora si existiera la oportunidad de que no funcione cuando llegue a su casa? Bueno, probablemente sí. Después de todo, a cualquiera le puede tocar una tostadora defectuosa.
Pero ¿qué pasaría si el fabricante de tostadoras –llamémoslo Toastersoft– negara cualquier responsabilidad por los problemas, defectos o riesgos del producto, aun cuando sabe que existen?
Suponga que Toastersoft le pide que no intente arreglar la tostadora por su cuenta y le ofrece en lugar de esto un servicio de asesoría por el cual usted tiene que pagar US$35 por incidente. Su contrato también estipula que una vez que la compre, la tostadora no podrá ser vendida, prestada, o regalada a nadie, y tampoco podrá quejarse públicamente de los problemas. Además, Toastersoft convenientemente podría haberse olvidado de revelar estas regulaciones hasta después de estar seguro de que usted ha pagado –y ya no podría devolver– el artículo.
¿Haría usted negocio con esta compañía bajo semejantes términos? Probablemente ya lo ha hecho, pues es así como muchas compañías venden hoy su software. Aunque pocas compañías de software incluyen todas estas provisiones en un acuerdo de licencia para usuario final (lo que en inglés se conoce como end-user license agreement o EULA), cada condición de venta o de uso ha aparecido en algún tipo de licencia de software. Solamente con instalar un programa, usted ha aceptado muchas de estas estipulaciones. En el caso de los programas gratuitos (freeware) y de libre evaluación (shareware), en particular, al instalar el programa pudiera haber aceptado la instalación de un programa publicitario o de espionaje, una razón muy convincente para leer el EULA con cuidado.
Claro, es poco probable que una compa-ñía de software le vaya a demandar por alterar su código o por hablar mal de su producto con sus compañeros de trabajo. Pero si la instalación del programa le obliga a no hacer todas estas cosas, ¿no quisiera usted enterarse de ello? Por eso es tan importante comprender el texto que se incluye en todos estos EULA que aceptamos y hacerles saber a las compañías que no estamos conformes con los términos. Mientras tanto, tras bastidores se libra una feroz batalla: la industria del software está impulsando una legislación para congelar los derechos de usted, y los consumidores están ripostando para reformar la situación actual de los acuerdos de licencia.
Sus derechos hoy
Las compañías sí le describen estas reglas. En realidad, las exponen con todo lujo de detalles en sus EULA, esas 46 pantallas de texto gris sólido que usted recorre para llegar al botón que dice “Estoy de acuerdo”.
Los EULA varían considerablemente de una compañía a otra y de producto a producto. Según el EULA de Microsoft Windows XP, por ejemplo, la compañía no se responsabiliza por los estragos que el software pueda causar en su PC, ni siquiera a sabiendas por adelantado de que tales problemas existen. Y el EULA de Autodesk para su programa AutoCAD dice que si usted se va a la bancarrota, perderá su licencia del programa.
Así que usted lee los acuerdos ¿no es cierto? Claro que lo hace. Justo después de visitar los tribunales para servir voluntariamente de jurado y de cepillarle los dientes al perro. No se trata solamente de los detalles diabólicos enterrados en líneas y más líneas de términos legales impenetrables. A veces uno ni siquiera puede ver el EULA hasta después de abrir el paquete y terminar de instalar el software.
El relajo de las compañías
¿Cómo es que estos productores pueden salirse con reglas tan parciales? La respuesta es muy simple: porque pueden. Como la legislación federal diseñada para regir las transacciones de productos digitales no existe todavía, los vendedores son los que establecen las reglas.
Y la industria del software quiere que las cosas sigan como están. En el año 2000, se introdujo la ley Uniform Computer Information Transactions Act (www.pcwla. com/buscar/05078501). Respaldada casi exclusivamente por las compañías de software (entre ellas Microsoft y AOL) y grupos de la industria, UCITA intenta establecer una norma nacional para los contratos que se emplean en la venta de información digital. Sus proponentes argumentan que esto mantendrá los costos bajos para los consumidores.
Un adversario de la UCITA, Ed Foster de Gripelog, un sitio dedicado a la defensa del consumidor (www.pcwla.com/buscar/05078502), describe sarcásticamente el proyecto de ley como una “libertad de contrato”: Básicamente, los vendedores de software pueden salirse con las suyas, siempre que lo mencionen en el EULA.
UCITA se enfrenta a la oposición de los fiscales generales de por lo menos 32 estados, a la Comisión Federal de Comercio y a casi todos los grupos de defensa del consumidor que la han estudiado. Incluso ha dado paso a la creación de varias organizaciones opuestas a la UCITA, entre ellas la Americas for Fair Electronic Commerce Transactions (AFFECT, www.ucita.com). Hasta la fecha, leyes estatales basadas en el modelo de UCITA han pasado en sólo dos estados –Maryland y Virginia– y pocos legisladores esperan que suceda en otras partes en un futuro cercano.
La mayoría de los expertos considera que UCITA está prácticamente muerta, pero pudiera ser un gigante dormido. Miriam Nisbet, consultora legislativa de la American Library Association y presidente de AFFECT, explica, “Todo lo que hace falta es que alguien, quizás con intereses [legalmente establecidos] en la industria del software, la presente [nuevamente], argumentando que ya es hora de que exista alguna legislación para cubrir a los productos digitales”.
Piense antes de pulsar
¿Cómo puede usted proteger sus derechos cuando compra software? Comience por informarse. AFFECT ha lanzado una campaña llamada Stop Before You Click (www.fairterms.org). El programa promociona lo que ellos llaman los ‘Doce principios para el comercio justo en el software y en otros productos digitales’ ( www.pcwla.com/buscar/05078503). Por último, el objetivo de AFFECT no es sólo despertar la conciencia de los consumidores con respecto a los términos injustos, sino también ayudar a desarrollar mejores leyes.
Así que para evitar los problemas que presentan los EULA, antes de comprar un producto determinado, trate de conseguir un acuerdo más beneficioso para el consumidor: Revise los sitios Web de las compañías y lea los EULA correspondientes, si están disponibles (Adobe y Symantec, por ejemplo, ponen los EULA prominentemente en sus sitios). Además, una vez que tenga el producto en la mano, debe leer esos acuerdos de licencia con cuidado. Por ejemplo, busque una cláusula de “renovación automática”: usted se inscribe para probar un software y cuando viene a ver, le están pasando una factura regularmente, pues esta estipulación venía enterrada en el acuerdo.
Si prefiere inutilizar su filtro de correo indeseado durante una semana a leerse todo el EULA, trate de abordar los puntos más importantes, como lo indican los 12 principios de AFFECT. Además, el sitio Web de la Electronic Frontier Foundation ( www.pcwla.com/buscar/05078504) incluye una guía de los términos peligrosos que se encuentran en los EULA. Los sitios como Bad Software ( www.pcwla.com/buscar/05078505) y el antedicho Gripelog de Ed Foster ofrecen revisiones de EULA y foros, análisis legal y actualizaciones legislativas, así como oportunidades de participar y de ayudar a otros a comprender los problemas de los EULA.
Cuando se trata de productos de software, todos queremos una protección mejor. Pero la legislación justa solamente sucederá cuando los consumidores elevemos nuestras voces para decir lo que estamos y no estamos dispuestos a aceptar. Después de todo, usted puede devolver una tostadora defectuosa sin mucha complicación, ¿por qué no hacer lo mismo con el software defectuoso?
Las alternativas para navegar no son una garantía de seguridad
En estos tiempos, si usted usa un navegador diferente –Firefox, Opera, Mozilla, o cualquier otra cosa que no sea Internet Explorer– es posible que se sienta bastante confiado. Cada vez que se entera de que hay otro parche para IE o de que los hackers han inventado otra forma de aprovechar ese navegador para atacar a los usuarios de la Web, usted piensa que no tiene que preocuparse.
Pero será mejor que reconsidere. Lo cierto es que las alternativas como Firefox tienen sus propios problemas de seguridad. Y aun cuando usted no use Internet Explorer para sus tareas cotidianas, todavía tendrá que mantenerlo al día con todas la correcciones: esos piratas cada vez más creativos han encontrado maneras de entrar en su sistema a través de Firefox para entonces aprovecharse de IE.
Si se hizo de una copia de Firefox o Mozilla hace unos meses, está expuesto. Los programadores han descubierto por lo menos 28 agujeros en Firefox desde el 1 de enero. El navegador de Mozilla comparte 27 de esos problemas con Firefox (para más detalles vaya a www.mozilla.org/security). Usted debe instalar una nueva copia del navegador. Para ver si su navegador es vulnerable, use la herramienta de Secunia en www.pcwla.com/buscar/05078507.
Con el programa malicioso correcto es posible hacer que las versiones más antiguas de Mozilla o Firefox pongan en marcha otros programas o que lean datos del caché del navegador en la memoria, lo cual pone en peligro su privacidad al exponer el historial, las búsquedas y posiblemente las contraseñas de su navegador.
Opera también ha publicado correcciones de seguridad este año, aunque menos que Mozilla y Firefox. Obtenga más detalles en www.pcwla.com/buscar/05078508.
Sin embargo, no basta con remendar su navegador alternativo. Los investigadores que se dedican a la seguridad recientemente descubrieron un fallo que usa el accesorio Java para introducirse por Firefox y llegar a IE. Entonces usa el IE para lanzar una tempestad de ventanas emergentes. Esto significa que usted debe mantener al día su copia de IE con todas las correcciones que creía que podría pasar por alto. Y tiene que asegurarse de que cualquier accesorio del navegador, como en el caso de Java, sea seguro (si no sabe qué versión de Java usted tiene, diríjase a www.pcwla.com/buscar/05078509; y obtenga la última versión de Sun en www.pcwla.com/buscar/05078510).
Es tentadora la idea de que usar un navegador alternativo es como regresar a los primeros tiempos de la Web, cuando nadie tenía que preocuparse por la seguridad. Lamentablemente, esos días parece que ya no volverán. –Andrew Brandt